El genial director le hizo repetir esa fenomenal cantidad de veces una escena en la que la actriz hace un striptease que no estaba en el libreto. ¿No será mucho? Leticia se convirtió en la musa inspiradora del creador de El Padrino. ¿Es verdad que son novios? Los detalles imperdibles del episodio
Hay una argentina que se convirtió en el fetiche de Francis Ford Coppola: Leticia Brédice.
La actriz por estos días está envuelta en una seguidilla de rumores de noviazgo con el cineasta.
Pero ella lo niega rotundamente y lejos de los micrófonos aclara que lo que hay entre ambos no es amor sino lo que sentiría un artista fascinado por su musa.
En criollo, el director está embobado con ella. La actriz dice a sus íntimos que Coppola se deslumbró con su personalidad tan extrovertida y espontánea, algo que al parecer es poco común entre las estrellas de Hollywood.
Además, Brédice comenta que le sigue el juego porque él es un personaje muy importante en el medio –un “grosso”, como se dice comúnmente– y fue el artífice de la saga de culto de El Padrino. Además, dice que disfruta hablando con él sobre arte y cine.
En Hollywood, los actores firman un contrato sólo después de leer el guión, y allí se especifica que cualquier escena fuera de libreto se puede negociar y sumar al cachet o el artista también puede negarse a realizarla. Pero en la Argentina ese sistema aún no existe.
Por eso, el cineasta se dio el gusto de pedirle a Brédice que hiciera un striptease que no estaba incluido en el guión original. Leticia aceptó, aunque no imaginó que Coppola le iba a pedir que lo repitiera 42 veces, indica el diario Perfil.
También, mientras filmaban una toma musicalizada con arias de ópera, el director le preguntó si sabía cantar alguna, y ella se animó, y como a Coppola le encantó, sumó una escena especial para que se luciera cantando.
Al parecer, ambos parecen llevarse de maravillas y el único entuerto que habrían tenido –mediante sendos representantes– habría sido el contrato: querían convencerla de cobrar un porcentaje importante en negro. Ella se negó y ganó la partida.
Una de las razones que están haciendo de la filmación de Tetro un caos es la obsesión de Coppola por repetir muchas veces las escenas, y esto a los actores no les estaría cayendo muy bien. Dicen que abusa de las retomas asombrado por la ductilidad de los argentinos para resolver situaciones. Esto agotó hasta al “zen” Rodrigo de la Serna: paró la filmación cansado de hacer tantas veces una misma escena.