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23 de noviembre de 2024
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El gol de Grillo, un anticipo de la obra maestra de Maradona
Ernesto Grillo fue el autor de un "gol imposible" ante los ingleses en el estadio de River Plate en 1953
13 de mayo de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

Dentro de la gran galería de goles inolvidables, existe un lugar de privilegio para la obra maestra construida hace 55 por el talento de Ernesto Grillo, quien ante Inglaterra, en 1953, inauguró el mito de un clásico de selecciones con una conquista magnífica.

Peleándole un lugar en el sitial del Olimpo del fútbol a la jugada magistral de Diego Maradona ante los ingleses en 1986, aquel gol que en su momento se llamó "imposible", marcó un hito.

El 14 de mayo de 1953, el "pelado" Grillo logró el empate parcial ante los "inventores del fútbol" y produjo el génesis de un triunfo memorable --histórico para el deporte argentino—que determinó que esa fecha pasara a recordarse como "El día del futbolista".

Nadie que haya vivido en carne propia esa jugada prodigiosa del delantero de Independiente pudo imaginar como finalizaría la acción que Grillo inició en la puerta del área inglesa, por el sector izquierdo del ataque argentino.

El puntero recibió el balón de su compañero Carlos Lacasia, ubicado en la media luna del área, y con un pique corto, mezclado con engaños y amagues --un cóctel típicamente sudamericano—dejó fuera de acción a dos ingleses (Wright y Barlow), ya dentro de la "zona caliente" de la defensa rival.

Pero esta acción lo llevó a que quedara muy pegado a la raya, y desde allí encaró hacia el arco, en un ángulo muy cerrado. El argentino encontró un nuevo escollo en su camino, el defensor Barras, que se le tiró a sus pies, sin suerte.

A pesar de eludirlo, ya dentro del área chica, Grillo se encontró con el arco en difícil posición para definir, y con media defensa inglesa sin poder hacer nada.

El arquero visitante --Paul Ditchburn-- dio un paso adelante esperando un centro y cerrando más aún el ángulo de disparo –la lógica hacía pensar esa jugada-- pero Grillo tenía otros planes: súbitamente el delantero sacó un remate exquisito de su pierna izquierda e introdujo el balón entre el arquero y el poste, un sitio impensando, con una precisión sorprendente.

El gol se anticipó en 33 años a la maravilla construida por Maradona en los cuartos de final de la Copa del Mundo de 1986 y fue también el primer capítulo de un clásico del fútbol internacional que esta vigente hasta la fecha.

Las 85 mil almas que ese día feriado habían colmado la cancha de River Plate estallaron en un grito ensordecedor y la ovación que siguió al festejo se extendió por varios minutos.

En la primera fila de una platea improvisada sobre el campo de juego se ubicó el presidente Juan Domingo Perón que festejó como un hincha más.

Los hinchas tenían un especial interés en este choque: era el primer desembarco de un equipo europeo en tierras argentinas después de muchos años, y además era una revancha esperada a la derrota sufrida en 1951, en el mítico Wembley, por 2 a 1.

El entrenador nacional, Guillermo Stábile, armó para ese trascendental partido una formación que tenía la delantera completa de Independiente --en su primera presentación oficial con la "celeste y blanca"-- compuesta por: Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Lacasia, Grillo y Osvaldo Cruz, y una defensa y media línea mixturada entre jugadores de Boca y Racing.

Así el arquero fue Julio Musimessi , Pedro Dellacha y José García Pérez, ambos zagueros de Racing; Francisco Lombardo, el capitán, Eliseo Mouriño, de Boca, y
Ernesto Gutiérrez, de "La Academia".

El golazo de antología, convertido por Grillo a los 42 minutos del primer tiempo, fue el empate tras la apertura del marcador obtenida por un cabezazo del delantero inglés Taylor, en los instantes iniciales del choque.

Ya en el segundo tiempo, Micheli aumentó el tanteador a 2 a 1, y a los 33 minutos nuevamente Grillo, en una tarde excepcional, conquistó el tercer gol argentino que desató la locura de los hinchas en el estadio Monumental.

Cuatro días después, se había programado un nuevo encuentro, y esta vez, entusiasmados por la actuación del equipo 91.397 Personas --una cifra récord-- pagaron su entrada para ver el partido, que finalizó sin goles, tras suspenderse a los 23 minutos de juego, a raíz de la intensa lluvia que cayó aquella tarde sobre la ciudad de Buenos Aires.