23 de noviembre de 2024
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Astiz permanecerá en prisión preventiva por un año más
La Cámara Federal determinó la prórroga de la detención del represor, entre otros casos, por el secuestro y detención de las monjas francesas
2 de agosto de 2006
La Cámara Federal homologó hoy la prórroga por un año de la prisión preventiva que cumple el ex capitán de fragata Alfredo Astiz por el secuestro y desaparición de las monjas francesas Alice Domon y Leonnie René Duquet, entre otras víctimas de la dictadura, durante su actuación en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Así lo determinaron los miembros de la Sala II de la Cámara Federal Eduardo Luraschi y Martín Irurzun –con excepción de Horacio Catanni, quien se encuentra de licencia- al confirmar una resolución en el mismo sentido que había sido tomada por el juez federal Sergio Torres.
Tras la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que frenaron las investigaciones de los delitos cometidos durante la última dictadura para aquellos que "cumplieron órdenes", la Cámara Federal porteña ordenó la reapertura de la causa ESMA con el objetivo de esclarecer el destino de quienes pasaron por ese centro de detención clandestino entre 1976 y 1983.
De este modo, el juez Torres comenzó a analizar algunos casos ocurridos allí. Por algunos de esos hechos, procesó a Astiz y a otros imputados.
Luego, el magistrado avanzó en lo sucedido con las monjas francesas. Este caso fue uno de los que planteó con más dureza cómo operaban los grupos de tareas de la ESMA y convirtió a Astiz en una de las caras emblemáticas de la represión.
El represor -conocido por el alias de "Angel Rubio"- se infiltró en la Parroquia de Santa Cruz bajo el nombre de "Gustavo Niño", haciéndose pasar por el hermano de un desaparecido que buscaba apoyo y consejo.
Su nombre apareció incluso en una solicitada del diario La Nación el 10 de diciembre de 1977, dos días después de los secuestros, denunciando la situación de los desaparecidos.
Así lo determinaron los miembros de la Sala II de la Cámara Federal Eduardo Luraschi y Martín Irurzun –con excepción de Horacio Catanni, quien se encuentra de licencia- al confirmar una resolución en el mismo sentido que había sido tomada por el juez federal Sergio Torres.
Tras la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que frenaron las investigaciones de los delitos cometidos durante la última dictadura para aquellos que "cumplieron órdenes", la Cámara Federal porteña ordenó la reapertura de la causa ESMA con el objetivo de esclarecer el destino de quienes pasaron por ese centro de detención clandestino entre 1976 y 1983.
De este modo, el juez Torres comenzó a analizar algunos casos ocurridos allí. Por algunos de esos hechos, procesó a Astiz y a otros imputados.
Luego, el magistrado avanzó en lo sucedido con las monjas francesas. Este caso fue uno de los que planteó con más dureza cómo operaban los grupos de tareas de la ESMA y convirtió a Astiz en una de las caras emblemáticas de la represión.
El represor -conocido por el alias de "Angel Rubio"- se infiltró en la Parroquia de Santa Cruz bajo el nombre de "Gustavo Niño", haciéndose pasar por el hermano de un desaparecido que buscaba apoyo y consejo.
Su nombre apareció incluso en una solicitada del diario La Nación el 10 de diciembre de 1977, dos días después de los secuestros, denunciando la situación de los desaparecidos.