Santa Cruz de la Sierra aprobó con el 85,9% de los votos un estatuto que amplía su autonomía, en un referéndum declarado ilegal por el presidente. Hubo incidentes
En lo que representa el mayor desafío al gobierno de Evo Morales, la rica región boliviana de Santa Cruz de la Sierra aprobó este domingo de manera abrumadora, con el 85,9% de los votos (según estimaciones extraoficiales), un estatuto que amplía su autonomía, en un referéndum que fue declarado ilegal por el presidente.
La jornada se vio empañada por episodios de violencia en los pequeños bastiones oficialistas y todavía se esperaba que la Corte Electoral Departamental divulgara la tasa de abstención, que según proyecciones privadas podría llegar al 40%. De confirmarse la cifra, esto debilitaría a las autoridades regionales en una futura negociación con La Paz.
Morales, que pretende “refundar” el país con una Constitución de corte indigenista y estatista, calificó de “rotundo fracaso” el referéndum, donde el no obtuvo el 14,1% de los votos, y dejó las puertas abiertas a una nueva confrontación entre La Paz y las regiones rebeldes, crisis política que provoca particular incertidumbre en la Argentina, que depende de los envíos de gas natural de Bolivia.
“Hoy iniciamos el camino a una nueva república”, afirmó anoche con euforia el prefecto de este departamento, Rubén Costas, ante un millar de partidarios que, reunidos en la céntrica plaza 24 de Septiembre, clamaban "autonomía, autonomía".
"Hoy en Santa Cruz ha triunfado la democracia", declaró el líder opositor, y añadió que "el marxismo ha fracasado", en alusión al proyecto de Evo Morales, que llegó a la presidencia con un 54 por ciento de los votos hace dos años y medio y cuenta con el abierto respaldo del presidente venezolano, Hugo Chávez.
Pese a que el gobierno nacional lo había considerado secesionista e ilegal, el referéndum fue convocado por las autoridades de Santa Cruz, el departamento más rico de Bolivia, que busca dotarse de un régimen autonómico que le otorgue mayor independencia política y económica del poder central de La Paz. Las autoridades, además, se oponen a la polémica reforma agraria impulsada por Morales, que elimina los latifundios.
De la misma forma, las regiones de Beni, Pando y Tarija llevarán a cabo consultas populares autonómicas a partir de junio, que podrían agravar aún más el clima de tensión en Bolivia.
Evo Morales dijo en un discurso por radio y televisión desde el Palacio Quemado que el referéndum "ha fracasado totalmente" y reiteró que se trató de una consulta "ilegal y anticonstitucional".
"Sólo ha habido violencia y enfrentamiento", afirmó el presidente. "Esta consulta lamentablemente ha dividido al departamento, ha enfrentado a las familias. Pese al amedrentamiento, las intimidaciones, hoy nace una gran rebelión en Santa Cruz, que siempre usó al pueblo con sus recursos económicos."
El mandatario advirtió que si se suman la abstención, los votos por el no y los votos nulos, el resultado sería "fácilmente del 50 por ciento" de rechazo a la autonomía cruceña.
Aunque en general el ambiente fue tranquilo en la capital de la región, de 1,2 millones de habitantes, hubo importantes incidentes en zonas donde predomina el apoyo a Morales. Por lo menos 20 personas resultaron heridas en los choques y una persona murió en su casa por asfixia a causa de los gases lacrimógenos.
En los poblados rurales de San Julián y Iapakani, donde residen en su mayoría inmigrantes andinos y las autoridades pertenecen al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), grupos de campesinos quemaron urnas y cortaron las rutas para evitar que llegaran los votantes y el material electoral.
"Nadie ha votado en San Julián. Hemos pillado ánforas y no hubo votación. La carretera estuvo bloqueada todo el día", declaró a LA NACION el presidente del comité cívico de San Julián, Félix Martínez.
En las afueras de la ciudad de Santa Cruz, en el barrio Plan 3000, seguidores de Morales chocaron violentamente con simpatizantes autonómicos que defendían con piedras y palos algunos centros de votación (ver aparte).
En la ciudad de Montero, la segunda en población del distrito, hubo varios heridos durante una quema de urnas.
Sin embargo, en el centro de Santa Cruz la jornada transcurrió sin incidentes y los ciudadanos acudieron a las mesas electorales a votar con total normalidad.
"Los cambas (como se conoce a la gente nacida en Santa Cruz) somos gente tranquila, no entendemos por qué el gobierno les tiene miedo a estas elecciones", dijo a LA NACION Walter Sandoval, un cruceño de 68 años que votó por la mañana en la escuela Cardenal Cushing, en el centro de la ciudad.
Los incidentes registrados en los bolsones oficialistas y la calma registrada en las zonas autonomistas dejaron en claro que ayer estaban en juego dos visiones de país, hasta ahora incompatibles.
Por un lado, la visión centralista que promueve el gobierno y que quedó plasmada en la polémica Constitución aprobada sin la presencia de la oposición en una Asamblea oficialista. Por el otro, el régimen autonómico y la promoción de la economía de libre mercado que defienden las cuatro provincias rebeldes, respaldadas por su poderío económico (todas juntas producen el 80% del producto bruto interno boliviano; Santa Cruz sola, casi el 30%).
En un claro gesto de respaldo al presidente, unas 200.000 personas salieron a protestar contra el referéndum en las ciudades de La Paz y El Alto. Hubo marchas similares en Cochabamba y Oruro. Además, las organizaciones sociales demandaron ayer que el Congreso convoque de inmediato a un referéndum para ratificar, sin cambios, el proyecto de una nueva Constitución aprobada en junio por la Asamblea Constituyente, y que rechaza la oposición.
En tanto, desde Caracas, Chávez, el incondicional aliado de Morales, reiteró ayer su acusación de que Washington está detrás del proyecto de autonomía en Bolivia.
"El pueblo de Bolivia está resistiendo. Estamos seguros de que resistirá esta agresión y creemos que saldrá fortalecido el pueblo boliviano, el gobierno del compañero Evo Morales y la transformación de Bolivia", afirmó.