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3 de diciembre de 2024
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Ganó Boca y calentó el torneo Clausura
Un cabezazo de Battaglia le permitió a los xeneizes ganar 1-0 el clásico. River y Estudiantes tienen 27 puntos y Boca quedó a uno de los punteros
4 de mayo de 2008
El equipo de Ischia venció a River 1-0, con un gol marcado por Sebastián Battaglia, la gran figura de la cancha, a los 14 minutos del primer tiempo. Los dirigidos por Ischia sufrieron las lesiones de Riquelme y Morel Rodríguez. El equipo de Simeone jugó mal, no tuvo actitud y después de esta derrota su futuro es muy incierto.

El encuentro, jugando ante una multitud en La Bombonera, tuvo como árbitro a Gustavo Bassi, quien debió amonestar a más jugadores de lo que lo hizo, pero que después de todo lo que se habló durante toda la semana terminó teniendo una buena tarea.

A Boca le alcanzó con el gol de Battaglia y la entrega de todos sus jugadores para quedarse con el superclásico, que estuvo lejos de ser un buen partido.

River fue una sombra dentro de la cancha, sin actitud y sin fútbol, terminando el partido siendo un equipo sin pasión, desmoralizado y por momentos hasta dando “lástima”.

En el comienzo del partido Boca salió con más decisión, intentando jugar en campo contrario, buscando controlar la pelota y evitando que la misma llegara a los pies de los jugadores de River que más saben.

Boca, con Rodrigo Palacio por derecha, intentó ser profundo, consiguiéndolo en varias oportunidades en el primer cuarto de hora, pero el delantero falló en el último pase o centro, diluyendo de ese modo las expectativas que se generaban con cada una de sus corridas.

La mejor chance de gol la tuvo Palacio a los 13 minutos, luego de un error de Eduardo Tuzzio, que aprovechó Palermo para dejar al delantero mano a mano con Juan Pablo Carrizo, pero el arquero de River evitó el gol enviando la pelota al corner.

Y de ese corner, ejecutado por Juan Román Riquelme, llegó la apertura del marcador, con un preciso cabezazo de Battaglia, que no pudo atajar Carrizo.

A partir del gol en Boca comenzó a aparecer Riquelme, pisando la pelota y manejando los hilos del xeneize, que pese a que jugaba mejor presionando en el campo contrario se paró para definir el superclásico de contra, algo que durante todo el primer tiempo no pudo concretar pese a que cada vez que cruzaba la mitad de cancha daba la sensación que podía lograr.

¿River? Bien gracias. Como un acto de magia: nada por aquí, nada por allá. Lo del conjunto de Núñez fue paupérrimo, porque no tuvo fútbol ni actitud, en la primera etapa, como para revertir la historia.

Con Ariel Ortega por momentos cayéndose solo dentro de la cancha, con Alexis Sánchez jugando para él mismo y Diego Buonanotte perdido, al colombiano Radamel Falcao no le llegó juego y por eso River no tuvo chances como para lograr la igualdad.

También resultó llamativo como los “millonarios” buscaron por momentos el ataque, porque lo hacían tirando pelotazos como si en cancha estuviera el uruguayo Sebastián Abreu, quien miraba tranquilamente el partido en el banco de suplentes.

Así se fueron los primeros 45 minutos, con Boca feliz por la victoria parcial y un River muy preocupado, por el resultado y por su mal juego.

En el segundo tiempo, como se esperaba, River salió con otra actitud, jugando más adelantado pero sin conseguir inquietar a Mauricio Caranta.

Ante esta situación Simeone buscó variantes y la primera fue mandar a la cancha a Augusto Fernández sacando a un defensor (Nicolás Sánchez), buscando de ese modo tratar de revertir la historia.

A pesar de que el que buscaba era River, fue Boca el que tuvo la mejor chance, a los 14 minutos del segundo tiempo, para aumentar la diferencia en los pies de Riquelme, quien dentro del área con un amague pasó entre dos pero su remate se desvió en Danilo Gerlo y por eso no terminó en gol.

Desde ese momento todo paso a ser del equipo de Ischia, que fallaba en la puntada final, pero dominaba a River a voluntad, sin sufrir situaciones de gol en contra y con Battaglia solo en el medio le alcanzaba para cortar cualquier intento de reacción “millonaria”.

Simeone siguió haciendo cambios, entró muy tarde Sebastián Abreu, quien a los 40 tuvo una oportunidad para empatar de cabeza pero no le acertó al arco, pero el desarrollo del juego, sacando esa situación –la única de la parte final- no cambió.

Boca terminó ganando con justicia. La diferencia pudo ser mayor pero Palacio y Palermo, por suerte para River, no tuvieron una buena tarde, sino la historia podría haber sido mucho peor para el conjunto de Simeone.