La próspera región de Santa Cruz aguarda en un clima de tensión el referéndum sobre autonomía que definirá mañana su futuro y que es considerado ilegal por el presidente boliviano Evo Morales, cuyos partidarios han prometido entorpecer dicha jornada electoral.

En medio de llamados de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la comunidad internacional a preservar la unidad territorial, un ambiente enrarecido y expectante predominaba hoy en las zonas urbanas de Santa Cruz.

Las encuestas señalan que el Sí por la autonomía tendrá a su favor un 70 a 75% de los votos, aunque esa opción tiene fuerte oposición en los sectores empobrecidos y en áreas rurales leales al presidente socialista.

El referéndum, calificado de anticonstitucional por Morales, "es una manifestación clara para dirigirse hacia un Estado independiente", estimó el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, para quien el tema de la tierra es "el problema de fondo".

La consulta no cuenta con el aval de la Corte Nacional Electoral y estará entonces a cargo de la Corte Departamental, que entró en disidencia.

No es seguro sin embargo que los 950.000 votantes potenciales tengan acceso a las urnas, especialmente en bastiones fieles a Morales como San Julián o Cuatro Cañadas. "Urna que llegue a San Julián, urna que será destruida", advirtió Ernancio Cortez Méndez, un líder local que se opone al referendum.

Además, las fuerzas del orden bajo control del Estado anunciaron que no brindarán seguridad al escrutinio, lo que aumenta los riesgos de estallidos de violencia. Inclusive, el Consejo Supremo de Defensa Nacional (Cosdena), una instancia de análisis y apoyo de las Fuerzas Armadas, advirtió que el estatuto autonómico "amenaza la integridad del territorio nacional".

Según el último censo del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 38,7% de su población de unos 2,5 millones de habitantes está en el umbral de la pobreza. Según las poderosas élites agroindustriales cruceñas esa situación se debe al centralismo que ejerce La Paz.

Santa Cruz es la región más rica de Bolivia y concentra el 30% del PIB nacional. Ello abre el camino a otros referendos autonómicos que se celebrarán en los próximos 50 días en Beni, Pando, y Tarija, que junto Santa Cruz conforman una especie de media luna geográfica.