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21 de noviembre de 2024
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La siesta en el trabajo, una tendencia que crece
La ciencia probó que mejora la salud. Varias empresas destinan espacios para que sus empleados duerman. Sepa porqué hay que implementarlo
2 de mayo de 2008
Ya no es ningún delito dormir esos minutitos gloriosos después del almuerzo, ni siquiera estando en el trabajo.

En los países desarrollados como los Estados Unidos o Japón, las empresas ya acondicionan espacios para que los empleados duerman al menos una media hora. O se abren también lugares cerca de las oficinas para ir a echarse un sueñito acompañado de masajes. Incluso, en Francia, la autoridad sanitaria ya realzó los beneficios de una siesta para rendir mejor.

En la Argentina, por supuesto, hay conciencia de los beneficios que puede aportar la siesta tanto para los trabajadores como para las empresas. Pero, según relevó el diario Clarín, no se registran casos de compañías locales que hayan habilitado lugares especiales.

La nueva tendencia se basa en estudios científicos. "Entre 20 y 30 minutos de reposo son suficientes para reponer energía y mejorar el rendimiento durante el resto del día. Es lo recomendable para personas que tienen actividades con horarios extensos, en todas las edades", señaló Margarita Blanco, neuróloga y miembro fundadora de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.

En los Estados Unidos, el 34 por ciento de los trabajadores ya tienen permitido tomarse un recreo para ir a descansar. El 16 por ciento cuenta con lugares específicos para dormir dentro de su lugar de trabajo, según reveló una encuesta de la Fundación Nacional del Sueño de los Estados Unidos en la que participaron 1.000 adultos que trabajan 30 horas semanales como mínimo.

Como contrapartida, la misma encuesta indicó que aumentó el tiempo promedio de trabajo por día: es de 9 horas y 28 minutos. Mientras que el tiempo de sueño se redujo: los estadounidenses duermen en promedio 6 horas y 55 minutos.

Movidos por la tendencia, en el piso 24 del famoso Empire State de Nueva York se instaló un salón destinado a conciliar "el sueño del poder": por 24 minutos a 14 dólares. Uno de los que emprendió estos salones, Arshad Chowdhry, de Metronaps, dijo que "hay una cantidad enorme de investigación que apoya la idea de que 20 minutos de siesta por día rejuvenece a la gente. Mejora la memoria, el aprendizaje y el humor y puede aumentar la productividad más del 30%". Ni lentos ni perezosos, armaron los salones con camas con un diseño especial con un resguardo en forma de capullo que cubre a quien se duerma.

En España, hay clubes en Madrid para ir a almorzar y dormir la siesta durante 20 minutos por 30 euros. Incluyen sesión de masajes. En Suiza, un hotel ofrece un menú con siesta por 11 euros en habitación individual.

En Francia, el Ministerio de Salud decidió alentar la siesta como un modo de enfrentar un gran problema: el 56 por ciento de los franceses se quejaba porque dormía mal por la noche y notaba que no rendían en el trabajo (sólo trabajan 35 horas por semana). Además, la autoridad sanitaria tuvo en cuenta que entre el 20 y 30 por ciento de los accidentes de tránsito anualmente se deben a problemas de sueño.

Francia ya invierte 9 millones de dólares para despertar conciencia sobre el buen dormir. Ya está llevando adelante un programa piloto en empresas que aceptan brindar espacios para dormir a sus empleados. La pionera fue una compañía pequeña que fabrica figuritas en Normandía que desde hace cuatro años tiene una sala de reposo con grandes almohadones. Allí, dormirse no es un acto de rebeldía.

En el centro de Tokio, Japón, el salón Napia cobra 4,50 dólares por 20 minutos de tranquilidad y sueño y aliviar el estrés del trabajo. En el mismo país, donde muchos trabajan más de 10 horas por día, ya hay tiendas que venden los almohadones para el escritorio y empresas de seguro médico que cubren la entrada a los espacios para dormir siestas.

"En la actualidad, la gente duerme menos por la noche y tiene múltiples consecuencias: la violencia escolar, los accidentes de tránsito y hasta la obesidad", puntualizó Daniel Cardinali, investigador del Conicet y la UBA. "La siesta es el único mecanismo para recuperar energía y compensar el déficit de sueño. En la Argentina, las autoridades sanitarias deberían empezar a tomar conciencia del problema".