María Silvina Tirabassi dirigirá la entidad. Era la segunda de Echegaray, desplazado por la Presidenta
La pelea entre Alberto Abad y Ricardo Echegaray tuvo un final feliz para este último. Porque en su lugar nombraron a María Silvina Tirabassi, que era su número 2 y a la cual mañana –alrededor del mediodía– le entregará el mando de la Dirección General de Aduana (DGA).
Echegaray tiene pensado ir a la Organización Mundial de Aduanas (OMA), con sede en Bruselas (Bélgica), un organismo en el que cultivó buenas relaciones durante su gestión como jefe de la DGA.
Pero antes se aseguró una clara victoria política, porque como número 2 de Tirabassi fue designado Carlos Sánchez, otro aduanero de carrera que formó parte del círculo más íntimo de Echegaray. En su nuevo cargo, Sánchez desplazará a Ivana Bronzovic, que había sido nombrada por Abad con el apoyo del Sindicato Unico del Personal de Aduanas de la República Argentina (Supara).
De los cargos clave, resta definir al responsable de aduanas del interior (hasta hoy Daniel Mengarelli), Coordinación (Gustavo Pagano), Investigaciones (Gustavo Cicogna) y Gestión de Riesgo (María Susana Saladino). Es difícil que estos nombrados por el ex administrador Federal de Ingresos Públicos continúen en sus cargos. En cambio, podría seguir María Siomara Ayerán, la responsable de Aduanas Metropolitanas (Buenos Aires y Ezeiza), que también respondía a Echegaray.
El currículum de Tirabassi es muy parecido al de su antecesor: abogada, ronda los 40 años e ingresó a la Aduana hace 18 (simultáneamente a Echegaray). Los dos se perfeccionaron mediante estudios y trabajo en España (forman parte del llamado “Grupo Barcelona”), y mientras él era director regional de Comodoro Rivadavia, ella fue directora de la Aduana de Río Grande, la más grande de la Patagonia.
La designación comenzó a cocinarse el miércoles pasado, cuando Tirabassi visitó la Casa Rosada.
“Lo importante es que habrá continuidad de políticas”, afirmó Echegaray a El Cronista. Otros dicen: una victoria política para el ex jefe de la DGA; y de un empate técnico para el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que cambió un delfín suyo por otro en AFIP (Abad por Carlos Fernández), pero no ganó un espacio en la Aduana.