Descontrol en Parque Norte
Fragmento del comentario de Marisa Alvarez publicado por el diario El Día este domingo
30 de marzo de 2008
El acto de Parque Norte, por lo demás, signó el regreso a la superficie, pero con marcada virulencia, de otra "diferenciación" que existe desde siempre en el kirchnerismo.
El mitin fue organizado por la Casa Rosada, más concretamente desde la Secretaría General de la Presidencia. Desde allí se acordó que los intendentes peronistas del Conurbano aportarían 300 militantes cada uno. Desde allí también se puso la seguridad -el control del acceso al predio, las ubicaciones de las barras, la contención de posibles roces, etc.- en manos del Frente Transversal que conduce el piquetero Edgardo De Petri.
Primero llegaron los militantes de las organizaciones piqueteras, que coparon los lugares cercanos al escenario.
Después, las huestes de los intendentes peronistas. Y resultó que el lugar quedaba chico para todos los convocados, además de la histórica cuestión de quiénes se pondrían "adelante". Durante varios minutos, claro, reinó el descontrol.
UNOS EN EL ESCENARIO, OTROS EN EL PISO
Pero hubo otro detalle de la organización que difícilmente sea atribuible a De Petri. Los intendentes, legisladores, funcionarios de provincias y referentes más importantes del peronismo bonaerense fueron ubicados en diez hileras de sillas, delante
-debajo- del escenario. Y en el palco, junto a Cristina Kirchner, además de Néstor Kirchner, el vicepresidente Cobos, los gobernadores, jefes del Congreso nacional y los ministros nacionales, fueron ubicados De Petri, Luis D'Elía y Emilio Pérsico.
Los tres dirigentes piqueteros habían salido por TV al frente de sus tropas, cuando fueron a hostigar a los caceroleros. D'Elía, en particular, había sido captado y mostrado cuando repartía trompadas para despejar de "blancos de Barrio Norte" la Plaza de Mayo.
Sin embargo, D'Elía, De Petri y Pérsico no sólo estuvieron en el palco de honor. La televisación del acto la controló la Casa Rosada. Y los tres fueron ubicados en un sector tal que, cada vez que la cámara abandonaba el primer plano de la Presidenta, eran esos dirigentes quienes se veían en la pantalla, acompañándola en su mensaje.
¿Una señal para los productores, a quienes fueron a apoyar los caceroleros que recibieron las piñas y las patadas de los piqueteros? ¿Para la oposición política que, según el Gobierno, era la que protestaba en Plaza de Mayo?
No pocos dirigentes del peronismo bonaerense lo entendieron como un agravio a ellos, intencionalmente cometido.
Así consideraron varios referentes la decisión de ubicar en el palco al trío piquetero y a decenas de importantes referentes del PJ, con altos cargos institucionales, en "el piso", diferenciados de los miles de militantes apenas por las sillas que les concedieron.
SOFOCONES Y REPROCHE
Pero, por si el "gesto político agraviante" que creyeron ver hubiera sido poco, los intendentes y legisladores sufrieron además físicamente las consecuencias de esa decisión y, según su convicción, de que se hubiera puesto la seguridad en manos de los
piqueteros.
Cuando estallaron los empujones entre los grupos de militantes piqueteros y peronistas por "entrar" en el salón, los dirigentes que estaban sentados frente al escenario terminaron apretados contra una valla. Y en una segunda embestida, fueron lanzados y
aprisionados contra el vallado de acero que resguardaba el escenario. Varios dirigentes sufrieron sofocamiento, con enormes dificultades para poner salir siquiera para tomar aire.
El episodio derivó, por lo demás, en una situación quizás inédita desde el 25 de mayo del 2003. Un grupo de intendentes mantuvo una dura discusión con Néstor Kirchner, a quien le plantearon, palabras más o menos, que "cuando se convoca al peronismo a un acto, no se convoca a los piqueteros, y viceversa".
EL ROL DEL GOBERNADOR
El gobernador Scioli, en tanto, adelantó el miércoles el regreso de Brasil, preocupado por los informes que había recibido en las horas previas sobre los alcances de la rebelión del campo en territorio bonaerense.
Ya con esos informes en la mano, se reunió en la Casa Rosada con la Presidenta y Alberto Fernández y ofreció ponerse en contacto con la dirigencia de las entidades rurales para pedirles que levantaran el paro para, así, facilitar una negociación con el gobierno nacional.
Con el visto bueno de la Casa Rosada, Scioli hizo esos llamados en la noche del miércoles, en los que encontró "buena recepción", según las fuentes, en los dirigentes agropecuarios.
"Scioli se limitó a operar en favor del gobierno nacional, para que se suspendiera el paro, trabajó adentro y en absoluta consonancia con la estrategia de la Casa Rosada", subrayan en la Gobernación.
Lo aclaran porque esa gestión fue definida públicamente, desde algunos ámbitos, como una "mediación" que generó alguna inquietud cerca de la Presidenta.
"Mediar significa no ser parte de ninguno de los sectores en conflicto. Y Scioli no medió, hizo una gestión en el marco de la estrategia del Gobierno", reiteran.
Lo cierto es que la Gobernación salió a hacer esa aclaración formalmente ya en la mañana del jueves. Se hablaba entonces de "cierto malestar" de la Casa Rosada por cómo había sido planteado públicamente el rol de Scioli. Y por estas horas fuentes
calificadas señalan que Néstor Kirchner seguiría "molesto".
En la Gobernación, en cambio, se remiten "a la realidad", la que dice que Scioli fue ubicado junto a Néstor Kirchner en Parque Norte y estuvo junto a la Presidenta en un acto institucional en la mañana del viernes. Adjudican las versiones del presunto
"malestar" a "quienes no tuvieron ningún rol en este asunto". Y concluyen: "creemos que la gestión de Scioli sirvió y ayudó a facilitar el diálogo".
Pero anoche en el oficialismo los sofocones en Parque Norte, los presuntos malestares o no, pasaban a un segundo plano. El campo volvió al paro y a los piquetes y todos estimaban que el Gobierno volvería a endurecer su posición, antes de retornar a la
negociación.