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21 de noviembre de 2024
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Advierten que Lousteau se equivocó al calcular retenciones
Especialistas alertan que existe una "burbuja" con los precios de los commodities, como ocurrió con las hipotecas en los EEUU. Cuando estalle, perjudicará al país
22 de marzo de 2008
El ministro de Economía, Martín Lousteau, es víctima de "burbujización": si eligió el target de diciembre, se compró la máxima burbuja posible de precios. Si lo pensó para cuatro años, debe ser atendido de inmediato. Su dolencia es seria, advirtió el especialista Jorge Ingaramo en una columna de opinión en La Nación.

Se sabe que los actuales precios agrícolas internacionales son inéditos, por lo menos en dólares. Pero ni la irrupción de China, y probablemente de India, ni el empleo de aceites y granos energéticos en la producción de biocombustibles, justifican estos valores. Algunos sostenemos que, como ocurrió con las hipotecas, hay burbuja en los precios actuales. Nos interesa la oferta argentina, predominantemente sojera. Esta oleaginosa tiene 18% de aceite y el resto es proteína, o sea forraje. También somos fuertes en maíz.

Debemos conocer el poder de compra de nuestra demanda. En las ganaderías del mundo hay estancamiento, considerando los tres rubros principales (vacuna, porcina y aviar). La producción conjunta, según el Departamento de Agricultura de EE.UU., caerá 0,3% entre 2007 y 2008, mientras que el consumo lo hará en un 0,5%. Para las tres carnes, entre 2003 y 2008, el consumo creció 7,1%, apenas superior al 6,1% de crecimiento vegetativo. Desde las Torres Gemelas, hay dos períodos de paridad dólar/euro y de evolución en los precios de los granos: el primero hasta marzo de 2006, y el segundo desde entonces a la fecha. En euros, entre 2001 y 2006, la proteína de soja había caído el 31%, y el maíz, 17%. Quiere decir que, en moneda dura, la ganadería no se veía afectada por el costo de sus insumos forrajeros.

Esto se revierte en los últimos dos años. La caída del dólar y las burbujas promueven el posicionamiento en commodities y obliga a una mayor eficiencia en la conversión ganadera. Entre las Torres Gemelas y febrero, la proteína de soja y el maíz subieron 41% y 43%, en euros. Por estancamiento ganadero, son lo que menos subió: el trigo creció 69% y el aceite de soja, 170 por ciento.

Biocombustibles

Mucho se habló del impacto de los biocombustibles. Veamos la situación real, de dos casos emblemáticos: etanol de maíz en EE.UU. y biodiesel de aceite de colza en Europa. Entre la campaña 2001/02 y lo esperado para 2007/08, el uso industrial del maíz en los EE.UU. pasó de 52 a 115, 7 millones de toneladas (M tn), buena parte atribuible al etanol. El aumento de 63,7 M tn no impidió que el uso forrajero creciera 2 M tn y que aún se exportaran 13,8 M tn adicionales como grano tal cual. Pese a una caída en los stocks de 11,7 M tn, la producción creció 90,6 M tn.

Entre 2002/03 y 2007/08, el uso industrial de los aceites vegetales creció, en el mundo, 11,4 M tn (96%), de las cuales 3,8 M tn corresponden al empleo del aceite de colza para biocombustibles en la Unión Europea. La producción mundial de aceites creció 20,5 M tn y la importación europea sólo 2,5 M tn.

La Unión Europea pasó de representar el 15,2% de las compras en 2004 a sólo el 16,5% en 2008. En esos cuatro años, el consumo alimentario de aceite de colza en Europa creció 400.000 tn (15,3%). Hasta hoy es el dólar y su impredecible caída (con la geopolítica del petróleo) la causa de agflación.

Impacta, en menor medida, China, sobre todo por su cambio dietario, a favor del consumo de más y mejores aceites vegetales y una mayor demanda de pollo en detrimento del consumo de cerdo. Los biocombustibles afectan menos, salvo en mercados específicos.

Cuando se habla de burbuja de precios, no es fácil hallar una metodología de medición. Lo intentaremos: supongamos un nuevo gobierno en los EE.UU., que "corrige" en 2009 los problemas geopolíticos, combate la inflación (por mayor ahorro de los americanos, suba de tasa y revaluación del dólar a 1,20 por euro) y consigue un barril del petróleo a US$ 70; postulamos tres alternativas de precios probables o posibles y las ponderamos: a) al valor al 11-S (euro a US$ 0,896), lo inflamos con un euro de US$ 1,192 (marzo de 2006); b) desinflamos los precios de febrero de 2008 (euro a 1,517) con un euro a US$ 1,192, llevamos los precios a julio de 2007 en dólares, o sea a valores anteriores al "shock de liquidez" que pretendió evitar la recesión y corregir la burbuja inmobiliaria.

Ponderamos las tres alternativas a 25%, 25% y 50%, respectivamente y, sin burbuja, nos da lo que sigue: a) la proteína de soja costaría FOB Buenos Aires, US$ 246, 38% menos que hoy, pero 63% más que en 2006. La burbuja sería equivalente al 61% del crecimiento desde 2001; b) aceite de soja: US$ 812 por tn, 45% menos que hoy, 73% más que en 2006 y 66% de burbuja desde 2001; c) soja: US$ 326 por tn, 42% de caída, 52% más que en 2006 y 68% de burbuja; d) maíz: US$ 147,33% de caída, 49% más que en 2006 y 59% de burbuja; e) trigo: U$S 231; 33%; 69% y 55 por ciento.

Los precios serían mejores que los de 2001 y 2006, a raíz de fundamentals vinculados a China, los biocombustibles y las dificultades para subir la oferta, pero nunca serían los actuales.