El ex ministro reconoció que no hubo más contactos, pero no se arrepiente de la reconciliación con el ex presidente. Aguarda los cambios prometidos en el PJ
Roberto Lavagna admite: "No volví a hablar con Kirchner”, desde el sorpresivo reencuentro en Olivos tras dos años y un mes sin verse. Ese encuentro se hizo ahí porque Lavagna rehusó ir a Puerto Madero, la suerte de segunda Casa Rosada que Kirchner instaló en el barrio más emblemático de la herencia del menemismo.
Sobre la "exclusiva" que le dieron al diario Clarín, asegura que no es una cuestión de preferencias, sino de circunstancias, y reconoce que esa jugada la decidió Kirchner.
El ex presidente rehúye de las conferencias de prensa desde siempre, porque no le gustan las preguntas incómodas.
—¿Era distinta esa persona a aquella que usted había visto por última vez a fin de 2005?, le preguntó Jorge Fontevechia a Lavagna en el reportaje publicado por Perfil.
—No. Porque, como lo expliqué muchas veces en la campaña, nunca tuvimos ningún tipo de conflictos. Encontré a la misma persona con la cual habíamos estado trabajando durante dos años y medio. Cómo fue durante los dos años en los cuales yo no tuve contacto con él, no soy yo quien se lo puede decir.
—¿Ese Kirchner privado es mejor o peor que el que se muestra al público?
—Mire, saquémosle la palabra mejor porque es un juicio demasiado… Distinto. Y la respuesta es sí, porque se corresponde con lo que estoy diciendo.
—A más de un mes de producido su regreso al PJ, ¿se arrepiente de algo?
—No. El país tiene problemas institucionales, y la no organización del justicialismo como partido mayoritario le agrega un condimento adicional. Hay que reorganizar el justicialismo, reforzar los partidos políticos históricos, particularmente el radicalismo y el socialismo, y eso nos va a resolver esa parte de los problemas institucionales. De manera que cuando el ex presidente hace su planteo, calza exactamente en este molde, y yo no tuve razones para decir que no, y no tengo hoy ninguna razón para arrepentirme. Mucha gente dice “no van a cumplir”. Si yo no hubiera tomado el lado de los riesgos, en 2002 no habría asumido el Ministerio de Economía. Bueno, ahora es un desafío grande también en el plano político e institucional. ¿Y por qué es importante lo político y lo institucional? Porque si no, lo que se ha logrado en lo económico, va a terminar perdiéndose.
-¿Se esperaba un rechazo tan grande no sólo de los sectores de la sociedad que no apoyan a Kirchner sino también de muchos de los que lo apoyaban a Ud.?
—Yo no percibí eso de la manera que muchos lo reflejan. Sí una reacción muy negativa de la Concertación Conservadora, que había llegado al análisis de que habiéndose ido de la Concertación para Una Nación Avanzada el radicalismo, era natural que lo que quedaba de la Concertación hiciera un acuerdo con el sector conservador hacia el futuro. Y lo que ocurrió fue totalmente distinto y le generó una bronca no menor, que descargaron a través de muchos de los medios de prensa. Los que más gritaron son los que votaron por la Concertación Conservadora.
—O sea, usted cree que todos a los que no les gustaba el Gobierno votaron por Carrió y no por usted.
—Absolutamente.
—¿No cree que en un porcentaje significativo las personas que votaron por usted también votaron porque Ud. enfrentó al Gobierno?
—No. En lo que a mi concierne, aprecio que Ud. haya votado por mí. Pero era un voto inviable, porque, simultáneamente, usted vota por diputados de este sector conservador.
—Usted considera conservadora a Carrió, entonces.
—Eso hubiera sido un Gobierno inviable, porque yo no habría hecho nunca de mascarón de proa de política conservadora. Y si yo hubiera sido electo presidente con una cámara dominada por el otro sector, claramente, habría sido imposible gobernar.