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23 de noviembre de 2024
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Convertibilidad a $3,15 casi anuló efecto de la devaluación
Los precios suben, pero el dólar se mantiene estable. Se perdió el 80% de la ganancia de competitividad cambiaria generada con el quiebre de la convertibilidad
11 de marzo de 2008
El tipo de cambio nominal se mantiene en 3,15 pesos por dólar, el mismo valor que tenía en febrero de 2003. Mientras desde esa fecha hasta hoy la inflación acumuló 46%. De todas maneras, el dólar actual es menos fuerte que en la década del ’90 por la devaluación frente al euro y las principales monedas.

De esta manera, se perdió el 80% de la ganancia de competitividad cambiaria generada con el quiebre de la convertibilidad.

En términos reales, el tipo de cambio llegó a un pico de $ 2,85 a comienzo de 2002, para luego ajustarse a medida que los precios crecían por encima de la paridad cambiaria.

En la actualidad, el tipo de cambio real (ajustado por inflación minorista) ronda $ 1,54 y se acerca a la paridad técnica de $ 1,40 utilizada en la pesificación, que se habría alcanzado si en lugar de la inflación oficial se tomara la sensación térmica en los bolsillos de los consumidores, aseguró el diario El Cronista en su edición de este martes.

De esta manera puede explicarse el boom de importaciones que sufrió la economía en los últimos meses, con una invasión de productos procedentes de Brasil, China e India, entre otros orígenes. Indumentaria, celulares, bienes de capital y de consumo durables llegaron al mercado interno incentivados por la apreciación real de la moneda.

En este contexto, la política económica del Gobierno se enfrenta a una difícil encrucijada. De permitir una apreciación nominal del tipo de cambio se estaría echando más leña al fuego, al reducir la competitividad externa y llevar la paridad cambiaria cerca del 1 a 1 de la convertibilidad.

Con este argumento los industriales y los sectores exportadores presionaron por una devaluación, aunque la intensidad de las demandas se redujo gracias al incremento en el precio de las commodities que elevó la rentabilidad empresaria por la vía de precios.

Una devaluación que contribuya a recuperar rentabilidad externa se traduciría, según la tradición, en un incremento de precios. En tanto una apreciación que ayude a frenar la tasa de inflación tendría un impacto acotado al no estar acompañada por un anclaje fiscal y por reformas institucionales que sirvan para recuperar la confianza, no sólo de los inversores, sino de los ciudadanos en general.

En este punto, la restauración de la credibilidad del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) juega un rol clave. El maquillaje de los índices que sirvió para disfrazar la inflación en el corto plazo y restarle argumentos a la oposición con miras electorales se convirtió en una fuente importante de incertidumbre para planificar, incluso para el propio Gobierno.

El encarecimiento de los bienes de exportación generó que los productores absorban la pérdida de competitividad cambiaria, sumada al alza de las retenciones. Según el último informe del Banco Central, analiza el matutino porteño, el Índice de Precios de las Materias Primas tuvo una suba de 8,1% en enero impulsada por los precios de los productos agrícolas y de las materias primas industriales.

Respecto al año anterior, el incremento llegó a 65%. Subas de 112% en el trigo, 72% en la soja, 25% en el maíz y 62% en el petróleo permitieron mantener un equilibrio con estabilidad cambiaria.

Otro efecto que sirvió para el status quo cambiario fue la apreciación de la moneda brasileña, que permitió al país ganar competitividad con su principal socio comercial.

El índice de tipo de cambio real multilateral del BCRA (que pondera una canasta que incluye el dólar, el euro y el real, entre otras monedas) aumentó 0,3% en enero y 10,3% en los últimos doce meses. De considerar esta ponderación y la inflación en el resto del mundo, el tipo de cambio estaría aún 121% por encima del promedio de la convertibilidad.