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23 de noviembre de 2024
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"Es difícil no responder a un insulto", admitió Sarkozy
El presidente francés respondió así al exabrupto que protagonizó con un ciudadano en pleno acto oficial. "Salí de acá, pobre boludo", había insultado el líder
26 de febrero de 2008
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, admitió que debería haber resistido la tentación de insultar a un transeúnte que le negó el saludo, sin embargo en una entrevista sostuvo que "es difícil no responder a un insulto".

El escándalo estalló cuando se lo mostró en un video insultando a un miembro de la multitud en una feria agrícola que rechazó estrechar su mano.

"Es difícil, incluso cuando eres el presidente, no responder a un insulto", dijo Sarkozy a un panel de lectores de Le Parisien en una entrevista que el diario señaló que había sido arreglada mucho antes del fin de semana.

"Sólo porque eres el presidente no significa que te conviertes en un felpudo. Dicho esto, hubiera hecho mejor en no contestarle", explicó.

El violento intercambio fue filmado por la prensa: en pocas horas dio la vuelta al mundo y se convirtió en un éxito de Internet y en un nuevo escándalo político. Esas imágenes muestran a Sarkozy sonriente a pesar de algunos silbidos, rodeado por sus guardaespaldas.

En momentos en que se apresta a dar la mano a uno de los visitantes que lo rodean, éste, retrocediendo, le dice: "¡Ah, no! ¡No me toques!".

-"Entonces, salí de acá", responde Sarkozy.

-"Me ensuciás", replica el hombre.

-"Entonces, salí de acá, pobre boludo", lanza el presidente, antes de recuperar la calma y seguir su camino como si nada hubiera pasado.

Esa escena fue filmada por Stéphane Puccini, un periodista de 30 años, propietario de una pequeña agencia de producción. Puccini grabó la secuencia sin darse cuenta del incidente y sólo se percató una hora después, cuando editó el video. Esa filmación fue comprada por el diario Le Parisien para su página en Internet, que recibió 700.000 visitas en apenas 36 horas.

Con su hiperactividad, su relación desacomplejada con el dinero, su gusto por el poder y la ostentación, y la excesiva exposición de su vida privada, Sarkozy ha terminado por avergonzar a los franceses, extremadamente celosos de la imagen que exportan al mundo.

Si bien el 55% de los franceses sigue creyendo en la capacidad de Sarkozy de reformar el país, el 82% considera que su personalidad y sus actitudes no corresponden a las de un jefe de Estado, según una encuesta publicada los últimos días.