Adelantó que "si quieren este tipo de guerra, habrá una guerra". La ofensiva se da luego de que las embajadas israelíes fueran puestas en estado de alerta máxima
El líder del grupo chiita libanés Hezbollah, Hassan Nasrallah, anunció que su facción prepara una "guerra abierta" contra Israel, dos días después del asesinato de otro jefe de la agrupación y luego de que las embajadas israelíes fueran puestas en estado de alerta máxima.
"Sionistas, si quieren este tipo de guerra, que lo oiga todo el mundo: habrá una guerra abierta", afirmó Nasrallah ante la multitud que asistió en Beirut al funeral de Imad Mughniyeh, informó la edición digital del diario israelí Haaretz.
Además, el líder radical sostuvo que "en todas las guerras del futuro no habrá un solo Imad o unos pocos miles de combatientes, habrá decenas de miles de luchadores leales que desean morir como mártires".
Según fuentes israelíes, los servicios seguridad del Estado judío dieron órdenes a sus embajadas y delegaciones en el extranjero para estar en máxima alerta ante la posibilidad de un gran ataque contra objetivos israelíes o judíos en todo el mundo.
Mughniyeh estaba señalado por los servicios de inteligencia occidentales como el responsable de los atentados contra la Embajada de Estados Unidos en Beirut en 1982, donde murieron más de 60 personas y el secuestro de un avión de la empresa WTA en el aeropuerto de la capital libanesa en 1985.
Además, la Justicia argentina pidió su captura internacional bajo la acusación de participar en los atentados contra la Embajada israelí en Buenos Aires en 1992 y la mutual judía AMIA en 1994, en los que murieron 114 personas.
Hezbollah, respaldado por Siria e Irán, acusó a Israel de haber asesinado a Mughniyah mediante la colocación de una bomba en su coche en Damasco.
Jerusalén negó cualquier participación en la muerte de Mughniyeh, considerado el jefe de inteligencia del principal brazo armado de Hezbollah, el grupo Jihad Islámica, y figuraba en primer lugar entre los "terroristas más buscados" por el Estado hebreo.
En tanto, una multitud de libaneses que apoyan al gobierno se concentraron hoy en Beirut desde las primeras horas de la mañana para recordar el tercer aniversario del asesinato del ex premier Rafik Hariri, mientras Hezbollah hizo el funeral Mughniyeh.
En este sentido, alrededor de 9.000 soldados y policías, apoyados por medios blindados, se desplegaron en las calles que llevan a Beirut o al sur de Líbano para tratar de prevenir fricciones entre los seguidores del gobierno y los del grupo radical, señaló la agencia de noticias italiana Ansa.
El funeral del líder islamista se inició con las palabras del ministro de Exteriores iraní, Manuscher Mottaki, quien leyó un saludo del presidente de su país, Mahmud Ahmadinejad.
"Querido hermano, envío mis condolencias a usted, a la familia, a la juventud de Hezbollah, y a todos los libaneses por este gran mártir", escribió a Nasrallah, por su parte, el guía supremo iraní, ayatollah Alí Jamenei.
En el mensaje, el religioso sostuvo que "los criminales sionistas sedientos de sangre deben saber que la sangre pura de los mártires como Mughniyeh dará vida a centenares de hombres a su imagen y duplicará la resistencia a la corrupción y a las atrocidades".