No se asuste, por ahora no se trata del país; sino del chalet que el matrimonio K tiene en Río Gallegos. La propiedad está valuada en cerca de 1 millón de dólares. ¿Le interesa?
Era casi un destino cantado para la residencia privada de Néstor y Cristina de Kirchner en Río Gallegos, luego de que la lluvia de protestas salariales en 2007 la convirtieran en la meca de los gremios y, por ende, en una vivienda inhabitable para la pareja del poder en la propia tierra natal del ex Presidente.
Acallados ya los tiempos electorales, apuraron entonces la primera mandataria y su esposo esa transacción, e incluso anoche algunas versiones ya daban por vendida a la coqueta propiedad de Maipú y 25 de Mayo, de más de 600 metros cuadrados y estratégicamente ubicada a tres cuadras de la Casa de Gobierno.
Los rumores apuntaban como supuesto comprador al polémico millonario estadounidense Douglas Tompkins -propietario de extensas tierras en la Patagonia y en los Esteros del Iberá, y que donó varias hectáreas al Parque Nacional Monte León-o a una petrolera.
Este diario se comunicó ayer con la inmobiliaria San Felice & Sancho Operaciones Comerciales, regenteada por un íntimo amigo de Kirchner, Osvaldo San Felice, en un directorio que integra además su hijo Máximo y la esposa del renunciado gobernador Carlos Sancho, María José Fernández Clark. Desde allí confirmaron que la propiedad está en venta, aunque se negaron a dar otro tipo de información. «Las consultas son estrictamente personales», aclararon. Los rumores señalaban ayer, no obstante, que la presunta venta se habría concretado en cerca de 950 mil dólares.
El último y emblemático episodio que terminó por confirmar la inconveniencia de volver a pisar el chalet lo vivió el propio ex presidente el pasado miércoles, cuando debió recibir a un okupa de un terreno fiscal, que se presentó en el lugar para entregar un petitorio.
Esta vez, el santacruceño lo hizo entrar. No lo lograron, en cambio, los miles de docentes y estatales que desfilaron por el frente de la casa en 2007, en marchas que varias veces derivaron en violencia.
Sin embargo, uno de los picos de mayor tensión en el lugar alcanzó ribetes insólitos en abril pasado, cuando un custodio de origen chileno terminó volcando frente a la casa el camión que conducía, tras una alocada carrera. El gobierno nacional salió a vender el episodio como un supuesto intento de atentar contra el presidente, aunque luego la Justicia tildó al conductor de inimputable.
«Era insoportable la situación, a Néstor hasta le llevaban reclamos que le corresponden al municipio», disparó ayer un kirchnerista, que de paso le apuntó al intendente radical, el reelecto Héctor « Pirincho» Roquel.
El miércoles, además de la zambullida obligada en el fango de la falta de tierras, Kirchner también mantuvo un sugestivo encuentro con su primogénito y con el citado San Felice.
Hay que anotar, a rigor de verdad, a la venta de la casa como un nuevo coletazo de la crisis social que jaqueó a la provincia el año pasado.
«La venta no implica que los Kirchner abandonen Río Gallegos; sigue viviendo la madre en otra casa, y además cuentan con otras propiedades», aseguró anoche un hombre del kirchnerismo a este diario. «Además de la residencia de El Calafate, tienen también la posibilidad de parar en la casa de Máximo, que es la que ocupaban antes ellos», aportó un conspicuo miembro del FpV, además de recordar que Néstor, Cristina y Florencia pasan la mayor parte del tiempo en Olivos.
Ambas fuentes coincidieron, además, en el calvario en el que se había convertido ese chalet para los Kirchner a partir de las protestas sociales, al punto que el año pasado, durante meses optaron por no pisar Gallegos.
El año pasado habían corrido rumores sobre una supuesta venta de la propiedad, e incluso la Embajada de Chile debió salir a desmentir la presunta compra de la casa para instalar el consulado del vecino país.