Israel intensificó y amplió hoy sus ataques destructores en Líbano, sometido a un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre, y amenazó de muerte al jefe del Hezbolá Hassan Nasrallah, en una escalada de violencia que hace temer en el mundo el estallido de un conflicto regional.

El aeropuerto internacional de Beirut fue bombardeado nuevamente por las fuerzas armadas israelíes el viernes por la mañana.

El primer ministro israelí Ehud Olmert autorizó al ejército a proseguir sus operaciones y a atacar más objetivos" en el Líbano, después de disparos sin precedente de cohetes sobre Haifa, la tercera ciudad de Israel, situada a unos cuarenta kilómetros de la frontera común.

La ofensiva israelí fue lanzada el 12 de julio después de un ataque del Hezbolá en la frontera israelo-libanesa que culminó con la captura de dos soldados israelíes y la muerte de otros ocho.

Por lo menos cuatro civiles murieron y otros 63 fueron heridos durante los ataques israelíes contra Líbano a primeras horas de este viernes, elevando el balance de muertos civiles a 61, anunció la policía.

La aviación, la artillería y la marina israelí destruyeron numerosos puentes, cortaron carreteras, incendiaron depósitos de combustible de la central eléctrica de Jiyé, en el litoral al sur de Beirut. La defensa antiaérea entró en acción.

En siete ocasiones en la noche del jueves al viernes la carretera internacional Beirut-Damasco fue bombardeada y dejada impracticable.

Debido a este virtual bloqueo del Líbano, el viernes, los pasos a través de la montaña parecían ser los últimos vínculos posibles para abandonar el país.