Por Roberto Nemec

Tal vez Jurgen Leohold, jefe de investigaciones de Volkswagen, esté en los cierto: los autos de células de hidrógeno nunca vivirán para cumplir con las expectativas que han creado.

Leohold considera que el vehículo de hidrógeno no salvará al mundo de las emisiones de gases contaminantes CO2.

Otro de los motivos esenciales que expone es que es necesario crear una red de abastecimientos; pero ese obstáculo ya ocurrió en la alborada de la industria y fue resuelta sobre la marcha.

A su juicio el combustible basado en fuentes naturales no fósiles, denominadas biofuel, combinada con baterís eléctricas, es la verdadera respuesta a las necesidad de energía para los carros del futuro.

Sus pronósticos son de que en el plazo de cinco años se producirán importantes descubrimientos en ambos aspectos de esa tecnología dual que permitirá trazar un camino energético más firme.