Por Adrián Taccone

De galera y bastón, con un juego de alto vuelo y con una convocatoria que invita a ilusionar y soñar, la Selección argentina Sub 20 que dirige Javier Mascherano completó de manera más que eficiente la primera fase del Mundial que se disputa en el país e invita a soñar con el séptimo título de la categoría.

Pero que hay detrás de esto?. Más allá de los cambios de nombres y la ventaja de la localía, influye mucho el poder de resiliencia del propio Mascherano y de una AFA que se reconstruyó rápido, leyó bien el momento de la postulación ante la salida de Indonesia y aprovechó el fuerte aventón de la tercera estrella conseguida en Qatar por parte de Lionel Messi y compañía.

Los "europibes" también ayudan a que el presente de la Selección sea tan promisoria, algo que en el Sudamericano no sucedió y por ese motivo las esperanzas de un futuro en la Mayor, ya está asegurado.

El equipo de Mascherano, en el torneo continental, no logró acceder al hexagonal final al quedar eliminada en la primera ronda, pero ahora las expectativas son otras, mucho más promisorias.

Con Luka Romero, con la frescura de Brian Aguirre, Gino Infantino y Federico Redondo -con apellido de calidad incluida- el equipo albiceleste pone proa a su ilusión, con paso firme, tras dejar en el camino a Uzbekistán, Guatemala y Nueva Zelanda, con 10 goles a favor y solo uno en contra.

Ahora queda la etapa final del certamen, algo que como están dadas las cosas podría ser un punto de inflexión, para que la Selección argentina afronte un nuevo desafío y permita pensar en un logro mayor.