Argentina fue un cúmulo de voluntades dispersas ante una Croacia que solo se limitó a hacer lo lógico, jugar en equipo con un plan trabajado y estudiado. Ahora todo parece desembocar en un triste final
Para Asteriscos.tv por Adrián Taccone, enviado especial a RusiaEl primer día del verano boreal terminó siendo frío y gris para la Selección argentina al recibir una tremenda goleada por parte de Croacia por 3 a 0, por la segunda fecha del Grupo D del Mundial de Rusia 2018, y si bien nada hacía prever este resultado, tampoco había argumentos para pensar en algo contrario.
Argentina fue un cúmulo de voluntades dispersas en el campo de juego del hermoso estadio de Nizhni Novgorod, donde Jorge Sampaoli dispuso cuatro cambios en el equipo titular, y terminó improvisando más cambios, cuando la debacle era inminente.
Se podría decir que el error de Wilfredo Caballero en el primer gol de Croacia, obra de Anten Rabic, terminó de despertar del letargo a Argentina, pero en lugar de hacerlo de manera suave y parsimoniosa, terminó siendo una pesadilla con los ojos abiertos.
Argentina nunca estuvo en partido. Lionel Messi jamás se puso al frente de un barco que terminó sucumbiendo como tantas veces.
Los cambios en la formación inicial, con respecto al empate ante Islandia 1-1 y los posteriores en el propio encuentro que se parecieron más a un manotazo de ahogado que a otra cosa, evidenciaron que nunca hubo un plan de trabajo.
Solo resta esperar que Nigeria e Islandia igualen 0 a 0, o bien que ganen los africanos y apostar todas las fichas al juego ante ellos en San Petersburgo el próximo martes. El tiempo dirá el resto.