Argentina debutó en el Mundial de Rusia 2018 con un pálido empate 1 a 1 ante Islandia. Se cargó de deudas y reproches, y dio demasiadas ventajas ante un rival que se creía accesible en la previa
Por Adrián Taccone, desde Moscú para Asteriscos.tvA veces las cosas pasan por algo, y en ese ir y venir de situaciones, la selección argentina pagó caro sus errores y cuestiones libradas al azar.
La preparación no fue la conveniente y la tarde de Lionel Messi careció de heroísmos, sobre todo luego de marrar un penal que le atajó Hannes Halldorson.
El arranque de la albiceleste en el Mundial de Rusia 2018 fue un pálido reflejo de momentos que tal vez no querramos repetir de otras citas mundialistas.
Carente de sorpresa, repetitivo y sin inventiva, el equipo argentino dominó las acciones del juego pero Islandia acaparó los espacios, corrió más -no quiere decir que jugó mejor- y así fue encerrando a la Argentina en su propia maraña.
Argentina intentó con algún juego asociado que Islandia rompió a como diera lugar, no tanto con faltas, sino bien escalonado, y cerró cada camino al gol, más allá de un remate de Pavón que sacó el arquero, y algún que otro disparo desde lejos.
Se podría decir que la Argentina subestimó al rival, que viene precedido de buenos resultados en la última Eurocopa del 2016, y de la eliminatoria europea para este Mundial, y apostó mucho al talento, pero no a la preparación colectiva.
El arquero Wilfredo Caballero tuvo dos acciones dudosas, una en el gol islandés, pero cumplió la tarea que se le dispuso. Al igual que Salvio y Tagliafico.
Sin embargo, hubo muchos que dejaron dudas como Biglia y Di María, y ahí estará la tarea de Sampaoli para poder modificar lo que parece un intríngulis: lograr que la Argentina juegue bien sin depender tanto de Messi, y encima gane.
A veces pedir no cuesta nada. El tema será que los deseos puedan hacerse realidad.