Por Adrián Taccone
Humildad en Borghi, grandeza en Calderón
16 de mayo de 2010
El primer encuentro fue casi sin estridencias. Claudio Borghi le dijo a José Luis Calderón, por ese entonces "retirado" del fútbol, que se acercara a Argentinos Juniors, se fijara si le gustaba la idea y el proyecto y si no, que se vuelva a la casa.
Sencillo, simple, claro y llano. Así fue el "bichi" con "caldera", quien había salido con bronca, pero sin resentimientos de Estudiantes.
A los 40 años, Calderón fue el delantero titular de Argentinos, haciendo dupla con Ismael Sosa, un jugador que podría ser su hijo, pero con el que se complementó de una manera magnífica.
Borghi, tras su flojo paso por Independiente, apostó a valores que en La Paternal se conocen al dedillo, como es el fútbol de toque, bien cuidado y con valores surgidos de las inferiores, y esa mezcla infalible de experiencia y juventud que todo plantel necesita para lograr un objetivo.
Estuvo todo el tiempo por detrás de Independiente, de Estudiantes y de todos los que estaban peleando arriba, pero llegó el momento del "zarpazo", superó al "rojo" en el Diego Maradona en el mítico 4-3 y llegó a la última fecha con un punto por encima del "pincha".
Fue necesario un último cotejo, que tuvo sufrimiento, ansiedad y el fútbol de siempre, para que Argentinos se alzara con su quinto título en la historia, luego de 25 años, sin poder acariciar las mieles del éxito.
Borghi se quedó con el balón del partido final, en una extraño y particular rito cada vez que se consagra campeón.
La humildad de un hombre sencillo, del "hijo pródigo" del "Bicho" de La Paternal, como es Borghi, y con la experiencia y el ejemplo que dejó José Luis Calderón, quien se retiró con cuatro décadas y un nuevo título, que habla de su grandeza como jugador, pero sobre todo, como persona.