Que el líder del torneo Apertura sea el campeón de la Copa Libertadores de América, Estudiantes de La Plata, y que su escolta sea Vélez, el último campeón argentino, no son casualidades, porque tienen que ver también con su presente institucional, basado en la coherencia de sus dirigentes.

Una coeción de equipos, apuesta a valores del club y el cuidado del patrimonio, sin despilfarrar lo conseguido ni comprometer el futuro de la institución, son algunas de las características de los dirigentes de Estudiantes y de Vélez, que ven reflejados en la cancha que el camino elegido no es en vano.

Técnicos con bajo perfil como Alejandro Sabella (Estudiantes) y Ricardo Gareca (Vélez), hacen que los dos clubes puedan transitar por una senda en donde todo se hace más tranquilo, dado que no están tan expuestos, ni tienen las exigencias de los denominados "grandes", aunque a esta altura ya habría que replantearse ese término, ya sea por historia o realidad.

Casos como los de Juan Sebastián Verón, quien decidió reducirse el sueldo para ayudar al club, en Estudiantes, habla a las claras de una sensación de pertenencia, de pensar en un mismo objetivo y en que los resultados se pueden lograr con elementos básicos e inalterables, como son la unidad y la transparencia.

Vélez no está exento de esa realidad, porque tampoco es casualidad que sus cuatro defensores sean considerados como protagonistas en las selecciones del continente: Sebastián Domínguez, Emiliano Papa y Nicolás Otamendi, en Argentina, y Waldo Ponce, en Chile.

Del otro lado de la frontera están, como ejemplos de contraste, Boca y River. El primero con estrellas que no brillan y un técnico cuestionado -Alfio Basile- y que intentó renunciar por el duro presente y el otro con un juego que no aparece, y también con un director técnico -Néstor Gorosito- que lejos está de vislumbrar un futuro promisorio de esta manera.

Nada des casual, todo es consecuencia de cómo se vive, se dice y se hace. Estudiantes y Vélez, en este fútbol argentino tan plagado de mentiras, falsas promesas y lámparas de Aladino sin genios en su interior, son una esperanza de que un mundo diferente existe.