"El sueño de todos", dijo Juan Martín Del Potro el día previo a la final de la Copa Davis ante España, pero ahora -tres partidos más tarde- todo parece ser una pesadilla para Argentina.

Abajo en el marcador por 2-1, con un Del Potro casi excluído de la competencia y un Nalbandian que arrastra más de cinco horas de tenis en dos días, el sueño argentino de quedarse con la Ensaladera de Plata parece casi una utopía.

Algunos viejos sabios suelen decir que "no hay que vender el pescado antes de pescarlo", y tal vez eso fue lo que pasó con algunos hinchas argentinos que llegaron a Mar del Plata eufóricos y con la serie "ganada", por muchas razones conocidas, como la ausencia de Rafael Nadal, la superficie elegida y la localía.

Sin embargo, los imponderables -algunos que pudieron haberse previstos- se apoderaron del equipo argentino de manera abrupta y así se vive como un "cuasi drama" la lesión Juan Martín Del Potro y mucho más el punto perdido en el dobles.

Hoy en día ningún equipo de primer nivel se puede ganar una Copa Davis con un solo jugador, por el esfuerzo que implica y la tensión al que está expuesto.

Ahora las cosas están más que complicada, complicadísimas se podría decir.

Argentina necesita un verdadero milagro, que no se vislumbra por estas horas pueda llegar a concretar, dado el estado anímico de los jugadores y la moral que España -sin Nadal- ha podido encontrar.

Tal vez el domingo estas palabras caigan en saco roto, aunque los destinos suelen estar marcados y este caso no es la excepción.