Por Adrián Taccone
Sí mi amor, en fútbol, todo lo que brilla es oro
23 de agosto de 2008
Argentina consiguió el objetivo que fue a buscar a Pekín, la ansiada medalla de oro, que retuvo con una gran cuota de fútbol y demostrando que el potencial argentino está vivo y sólo debe ser reafirmado en un mundial de mayores.
El conjunto albiceleste consiguió las medallas de oro en Atenas 2004 y ahora en Pekin 2008, con una gran generación de jugadores que darán mucho que hablar.
La combinación, cuasi letal, de Juan Román Riquelme, Sergio "Kun" Agüero, Lionel Messi y la confirmación de Angel Di María, le permiten a Argentina estar tranquila de cara al futuro.
Esto sin olvidar que aparecieron figuras como las de Nicolás Pareja -un central sobrio y seguro- y del arquero Sergio Romero, con proyección de mayores.
La apuesta de Sergio Batista salió tal lo previsto, porque pudo exponer en el campo de juego los argumentos que hicieron grande al fútbol argentino, que ahora le saca dos medallas doradas a Brasil, tras la tremenda goleada 3-0 propinada en las semifinales, dado que el "scratch" nunca pudo conseguir la ansiada presea.
La final fue tremenda, por el calor reinante -más de 32 grados- y porque el equipo nigeriano se mostró como un rival muy complicado y hasta con muy buenas perspectivas en el futuro.
Ahora quien tiene que tomar nota de lo sucedido en Pekin debe ser el entrenador de la selección mayor Alfio Basile (dijo que él no dirigía juveniles), dado que en este plantel Sub 23 existen muchos jugadores como para tener en cuenta en futuras convocatorias mundialistas.
No podría decirse que esta selección campeona tiene una figura saliente, tal vez alguno fue más que otro en pasajes del torneo, pero en general todos estuvieron a la misma altura.
Sí mi amor, en fútbol, todo lo que brilla es oro.