El superclásico de la semana próxima entre Boca y River, que siempre suele ser un punto de inflexión en cada torneo, encontrará a dos rivales con diferentes realidades, aunque en el medio estará la Copa Libertadores para ambos.

Luego de un domingo con suerte dispar, dado que River le ganó a Argentinos Juniors 4-2 y la caída de Boca frente a San Lorenzo 1-0, habrá que ver la respuesta anímica de unos y otros para el superclásico.

Los hombres dirigidos por Diego Simeone llegan con un jugador que está en su mejor momento, como el juvenil Diego Buonanotte, quien no sólo marca goles, sino que también hace jugar a sus compañeros.

River es uno de los líderes, gana aunque no juega bien, y tiene una delantera temible con nombres como el uruguayo Sebastián Abreu, el colombiano Radamel Falcao García y el aporte que puedan hacer hombres como Buonanotte y el experimentado Ariel Ortega, por el momento relegado al banco de suplentes.

Por el lado de Boca, Carlos Ischia ha preferido rotar a sus jugadores de una manera algo arriesgada, pero preservando a sus mejores valores como Juan Román Riquelme y Sebastián Battaglia, muy cansados con la seguidilla de partidos.

Para el choque en la Bombonera frente al clásico rival no guardará nada en el placard y sacará sus mejores ropas para tratar de conseguir tres puntos vitales, no sólo por una cuestión histórica entre ambos conjuntos, sino porque los necesita para no perder terreno en el Clausura.

Se dice, y no sin razón, que los superclásicos son partidos totalmente diferentes y nada tiene que ver el presente de los equipos para el duelo, ya que la historia se ha encargado de desmitificar las candidaturas.

Será tiempo de esperar el domingo. Escuchar el primer pitazo del árbitro y vivir 90 minutos apasionantes, con dos rivales que siempre se brindan al máximo en este tipo de partidos.