Por Adrián Taccone
El pueblo de Lanús puede sentirse orgulloso
2 de diciembre de 2007
Finalmente la historia le dio la razón a Lanús, que apostó a una línea de conducta institucional y futbolística, y tuvo su recompensa con el primer título de campeón en el fútbol argentino.
Los dirigentes de Lanús lograron hacer que lo "posible fuera posible", y apostaron a un cuerpo técnico del "riñón" del club, con Ramón Cabrero como director y el joven Luis Zubeldía como ayudante de campo.
Pero también supo construir un trabajo organizado en las divisiones inferiores, lo cual posibilitó que la mayoría de los jugadores que salieron campeones tuvieran el sello "Made in Lanús".
Fue el equipo más regular del torneo, pero además ratificó que antecedentes en la historia reciente, esa que lo tuvo peleándole un campeonato a Boca, además de alcanzar un lugar en la Copa Libertadores.
Jugadores como Pelletieri, "chiquito" Bossio, Valeri o Sand, consiguieron ser columna vertebral de este equipo de Cabrero, que cuando tuvo que ponerse en la piel de candidato no defraudó.
La definición llegó en el estadio de Boca, un reducto para todos difíciles, más si se debe dar una vuelta olímpica, y Lanús lo hizo sin presiones, con autoridad y sabiendo que la gloria estaba apenas a 90 minutos de distancia.
El pueblo de Lanús es ese que sufrió en todas las categorías del fútbol argentino, que vibró, soñó, se desilusionó y volvió a ilusionarse, para poder gritar bien fuerte "campeón", y así sentirse orgulloso de ser granate.