Que duda cabe que Carlos Tevez es hoy por hoy uno de los mejores exponentes del fútbol argentino en el mundo, pero para mi humilde opinión, si es que vale, el muchacho nacido en el Complejo Ejército de los Andes, más conocido como "Fuerte Apache", es el prototipo del futbolista de estas tierras que se nutrieron del impulso inglés, pero que le aportaron su impronta y sus propias características.

Se consagró en Boca, en todo tipo de competencia posible. Guió al equipo Sub 23 en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 que permitió obtener la medalla de oro. Fue ídolo y campeón en Corinthians, uno de los clubes más populares de Brasil. Y ahora mostró su estirpe en Inglaterra.

Si bien la llegada de Tevez al West Ham estuvo teñida de controversias miles, el jugador nada tenía que ver con eso, y junto a Javier Mascherano llegaron a los "Hammers", un clásico club londinense.

Pese a un arranque prometedor, debió sortear varios meses de angustia, el equipo no era lo que pretendía y el técnico anterior, Alan Pardue, no lo hacía ser protagonista del mismo.

Sin embargo, la historia cambió, llegó un nuevo entrenador y "Carlitos" fue un delantero punzante, desequilibrante e importante.

Pero el equipo caia en la tabla y llegó a un momento de extrema angustia, dado que en la última fecha solo un triunfo lo hacía respirar aliviado, y encima tenía que visitar al campeón Manchester United, en el mítico Old Trafford.

Un gol de Tevez, mostrando esa guapeza y habilidad que desarrolló en las ásperas canchas del potrero, le dio el triunfo esperado a West Ham y así poder quedarse en la Premier League, algo que por lo ocurrido durante la temporada bien podría tomarse como la conquista de un campeonato.

Equipos como el Chelsea y Liverpool ya pusieron los ojos en el "Apache", quien sin dudas es el "jugador del pueblo", pese a que Lionel Messi deslumbra por su capacidad de producción en una cancha y es llamado a ser el rey de la escena.