Por Adrián Taccone
Riquelme sin salida de su propio laberinto
16 de enero de 2007
Las decisiones que se toman en la vida, no siempre son las acertadas, y algo de eso le está pasando a Juan Román Riquelme en los últimos meses, en donde el brillo y la magia de su fútbol viven momentos de incertidumbre, que tal vez, él mismo generó.
Todo comenzó, podría decirse, en aquél penal errado el año pasado en las semifinales de la Copa de Campeones, cuando el alemán Jens Lemmahn le contuvo el remate y permitió que Arsenal de Inglaterra llegue a la final y el Villarreal abandonara la competencia.
Luego llegó el Mundial de Alemania 2006, en el que Riquelme lejos estuvo de ser el "Romy" que deslumbró al mundo con la camiseta número 10 de Boca, y que incluso se erigió en uno de los referentes de José Pekerman en los seleccionado juveniles.
Algo no andaba bien. Su fútbol lento, sin sorpresa, a años luz de sus mejores momentos, entregaron una imagen no deseada de Juan Román Riquelme, para muchos un ídolo indiscutido.
Posteriormente tomó una decisión difícil, pero respetable. Renunciar a la selección argentina.
Tal vez los argumentos podrían sí ingresar en una mesa de debate. Las duras críticas recibidas a su juego motivaron que su madre no se sintiera bien, por lo que Riquelme decidió entonces dejar de lado la camiseta blanquiceleste, en lugar -tal vez- de recuperar su fútbol y acallar a los críticos de la mejor manera, demostrandos sus cualidades.
Una nueva disputa llegó en las últimas semanas a la vida futbolística de Romy. Sus diferencias con el entrenador del Villarreal, el chileno Manuel Pellegrini, quien lo tuvo como la "joya más preciada" en la temporada anterior, pero que en esta no soporta los desplantes del argentino.
Es que, si bien tuvo tiempo extra para asistir al nacimiento de su tercer hijo en Argentina, Riquelme llegó tarde tras las fiestas de fin de año y se sumó luego al Villarreal.
Pero ahi no radicó el único cortocircuito, sino que también pasa por una cuestión de ver el juego, algo que ya no seduce como en los primeros tiempos.
Un posible traspaso al Bayern Munich, también al fútbol inglés y su siempre esperado regreso a Boca Juniors ponen a Riquelme en el centro de la escena, pero no por lo que genera en las canchas -hace semanas que no juega-, sino por lo que pueda generar.
El propio Riquelme, y no otro, debe decidir qué quiere hacer con su carrera, llena de talento y capacidad, para no caer en un cono de sombras y así poder salir de este laberinto en el que está metido.