Estudiantes de La Plata es un club de los que se dicen "chicos" en el fútbol argentino, pero su mística arranca hace casi 40 años, con Osvaldo Zubeldía como entrenador y que continuó Carlos Bilardo en la década del 80, hasta llegar a este Diego "Cholo" Simeone, quien sin ser del "riñón" platense, se metió en la piel del hincha con un nuevo título.

"El León" hizo una remontada casi milagrosa, con un invicto de 14 partidos, incluida una final apoteótica, no tanto por el juego, sino por las emociones, para dejar en el camino a un Boca que buscaba su ansiado tricampeonato.

Demás está decir que Boca fue un equipo al que no se le debe reprochar nada, aunque el cierre final seguramente no fue el deseado, ni por sus jugadores, ni sus hinchas, y mucho menos su entrenador Ricardo La Volpe, quien presentó la renuncia.

Este Estudiantes del "Cholo" Simeone jugó como a él le gustaba decir en sus épocas de pantalón corto: "con el cuchillo entre los dientes", que le planteó el partido de igual a igual desde el arranque a este Boca, pero que claramente fue superior en el segundo tiempo.

En la final se repuso de un gol de Martín Palermo, alguien que conoce desde joven lo que es ser hincha de Estudiantes.

Con la conducción de Juan Sebastián Verón, quien era pretendido por River y Boca y decidió volver a "su" Estudiantes querido, un Rodrigo Braña que no lucirá, pero que le pone pasión y garra a cada pelota, y la temible presencia en el área de Mariano Pavone, uno de esos "nueve" que tienen destino europeo.

El mérito final es para el hincha de Estudiantes, que siguió al equipo donde fuera y que se superó ante cualquier tipo de adversidad e incluso gozó con un 7-0 histórico ante Gimnasia y Esgrima La Plata, para que la fiesta, fuera completa.