Las lágrimas de Agustín Alayes, que nacieron luego del primer gol de Estudiantes que él mismo marcó de cabeza, lo resumen todo. Es la pura emoción del fútbol en instancias finales y además fueron el termómetro de una jornada emocionante, tanto para unos como para otros.

Al mismo tiempo que los hinchas de Estudiantes festejaban hasta el elixir la proeza de sus jugadores, en La Bombonera un reducido grupo de jugadores y simpatizantes saltaban de alegría, luego de la proeza ante Boca y abrir un paréntesis en la definición del Apertura.

Las imágenes que entregó la última fecha del Apertura no hacen más que mostrar las dos caras de la moneda, con un Estudiantes pletórico por conseguir la chance de pelear el título y un Boca cabizbajo y tratando de encontrar la solución a un "tricampeonato" que se le niega sistemáticamente.

Párrafo aparte merece la entrega de Lanús, que contra todos los pronósticos fue a la Bombonera a hacer añicos la historia y conseguir su cuarto triunfo en el mítico estadio.

Seguramente que habrá tiempo para analizar si Ricardo La Volpe se equivocó en el planteo, si Lanús demostró que puede cuando quiere y miles de otras cuestiones, pero lo cierto es que por primera vez en torneos cortos habrá un desempate para definir el campeón del torneo.

Estudiantes lo peleó desde atrás durante todo el torneo, primero de River -al que superó claramente en La Plata- y luego frente a todos los que se ponían adelante, mientras Boca seguía liderando.

Los hombres de Diego Simeone, un "Cholo" que también mostró algunas lágrimas, fueron capaces de creer en sí mismos, en no bajar los brazos y apostar a un juego de ataque y entrega, y que al final del camino tienen su recompensa.

Un torneo Apertura con vaivenes de todos los colores, dominado por la violencia y las suspicacias en muchos de sus partidos, quedará resumido a solo 90 minutos, para saber si Boca consigue el "tri" o si Estudiantes quiebra un maleficio de 23 años sin conseguir títulos en el fútbol argentino. Nada está dicho aún.