Cuando todo parecía ir hacia un solo lugar, esto es, la consagración de Boca en Córdoba ante Belgrano, el fútbol -al cual alguien definió acertadamente como "el deporte más hermoso del mundo"-, deparó nuevas y gratas sorpresas, lejos de toda sospecha.

Es que Belgrano era "la cenicienta" que sólo iba a poner sus hombres para que los de Ricardo La Volpe dieran la vuelta olímpica en el barrio Chateau Carreras.

En otro punto, Argentinos pareció dejar atrás una historia llena de suspicacias (recordar los "casuales" últimos partidos con River en años anteriores) y le planteó a Estudiantes de La Plata un cotejo en el que no le regaló nada.

Cuando Estudiantes -a puro corazón- le dio vuelta el partido en el final, y sólo quedaba un suspiro para acercarse a una unidad de Boca, Argentinos mostró esa "honestidad" que tanto se reclama a algunos equipos y le empató en tiempo de descuento.

"Este torneo es irregular", vociferó hace algunas semanas el técnico de River, Daniel Passarella, y desde esta columna se avaló esa postura, por algunos hechos, cuanto menos desprolijos.

Por suerte, la rectificación llegó a una fecha del final, con equipos como Belgrano y Argentinos, que si bien tuvieron sus argumentos para conseguir el triunfo o el empate, le pusieron emoción a un final de torneo inimaginable hace días.

Tal vez algunos jugadores de Gimnasia -pero sobre todo sus hinchas- deberían ver los partidos de Belgrano-Boca y Argentinos-Estudiantes, y darse cuenta que existen otras formas de encarar este juego, y en especial la vida.