Hasta hace poco se pensaba que Boca se caía, porque ya no estaba Alfio Basile, la confianza en Ricardo La Volpe era mínima, por no decir nula, y además Estudiantes de La Plata y River Plate estaban al acecho, a fuerza de goles y juego.

Sin embargo, Boca se puso al día y comenzó a depender sólo de sí mismo. La Volpe apeló a recursos varios -léase las divisiones inferiores- para aguantar el tiempo en que los titulares no podían estar por lesión o suspensión, y mantuvo la punta sin demasiados sobresaltos.

En algún momento se pensó que Independiente le iba a sacar el invicto -aún Basile era el DT-, pero le ganó 2-0 en la Bombonera, y luego le encajó siete al San Lorenzo de Oscar Ruggeri.

Perdió con River, en el único traspié del torneo, y empató con Racing en un pendiente entre semana. Los duelos con los "grandes" le dejaron más alegrías que sinsabores.

Con un Martín Palermo efectivo como siempre, un Rodrigo Palacio en gran parte del certamen "intratable" y con una formación compacta en defensa, Boca parece ser imbatible, cuando pocos metros le restan para alcanzar la meta deseada.

El "tri" está a la vuelta de la esquina. Boca sigue firme y sin obstáculos en el horizonte. Alguien debe tener algún mérito. ¿Los jugadores?. ¿La Volpe?. ¿Basile?. ¿Los dirigentes encabezados por Mauricio Macri?. ¿La hinchada?.

Dejemos mejor que la historia decida esa ecuación. Lo importante para el hincha de Boca es saber que su equipo no se traiciona, busca, ofrece, entrega, y por ende merece la recompensa.