Por Adrián Taccone
El show no siempre debe seguir
16 de julio de 2006
En la película "Moulin Rouge" (Baz Luhrmann-2001), la protagonista Nicole Kidman se entera a pocos minutos de estrenar la obra que tiene tuberculosis y que su final será inminente. Sin embargo el productor del espectáculo le dice: "The show must go on" (El show debe continuar).
Por suerte, ante la desgracia que se vivió en Rafaela con el TC Pista, donde murió el copiloto Gabriel Miller y está en estado delicado el piloto Alberto Noya, los pilotos del Turismo Carretera dijeron que no iban a correr la final que la categoría tenía previsto desarrollar.
Los pilotos no estaban "anímicamente" para afrontar el desafío de subirse a sus pesados bólidos y recorrer varias vueltas a más de 200 kilómetros por hora. Había muerto un colega hacía pocos minutos.
En este caso primó el sentido común y la razón, que no es frecuente encontrar en los espectáculos deportivos cuando la tragedia golpea como pasó en Rafaela.
Quién puede subirse a un coche de carrera como si nada, cuando hacía poco un joven que desempeñaba su misma actividad había muerto en un accidente evitable ?
La decisión de los pilotos fue la correcta. Desde hace tiempo se viene diciendo que el circuito de Rafaela -una de las ciudades más prósperas del país- es peligroso para los corredores, debido a que tiene curvas muy abiertas, acompañadas por un paredón, como los que se utilizan en las carreras de Nascar de Estados Unidos.
Algunas voces destacaron desde hacía tiempo que no eran partidarios de correr en este trazado, más allá de que se le puedan agregar algunas chicanas para aminorar la velocidad de los autos.
Nadie los escuchó y cuando la tragedia sacudió al deporte, de manera violenta, ya era demasiado tarde.
No siempre "El show debe seguir". Nunca se debe pasar por alto la pérdida de una vida, sea deportista o asistente.
Los argentinos tenemos que entender un montón de cosas aún. No puede entenderse ni justificarse bajo ningún punto de vista la reacción de parte del público rafaelino que protestó por la suspensión de la final del TC.
También es cierto que los deportistas saben que el subirse a un coche de este estilo implica un grado de responsabilidad en el que está en juego su vida y la de los demás. En todo caso las autoridades, los especialistas y quienes sean los organizadores de estos eventos son quienes deben prevenir las tragedias como estas.
Una vez más el deporte está de luto. El show no debía seguir.