27 de diciembre de 2024
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Por Adrián Taccone
Pekerman y el valor de la palabra
3 de julio de 2006
El lacónico anuncio de José Pekerman tras la eliminación del Mundial de Alemania 2006 cayó como un balde agua fría. "No sigo" dijo en Berlín, cuando el 4 a 2 por penales ante los locales estaba aún fresco y lacerante.
Pero así como sorprendió a propios y extraños, no faltaron quienes luego de la conferencia de prensa comenzaron a especular diciendo que "fue un momento de calentura", de "nerviosismo", y que Pekerman "estaría pensando" (sic) en reveer su decisión.
El presidente de la AFA, Julio Grondona quiere que Pekerman continúe al frente de la selección mayor, junto a todo su cuerpo técnico y la coordinación de los juveniles.
Sin embargo, Pekerman hizo -hasta el momento- lo que pocas personas hacen. Mantuvo su palabra.
No se dejó influenciar por las encuestas que lo dan como el elegido por la gente para que siga conduciendo la selección y si bien agradeció el apoyo de los hinchas a la llegada a Ezeiza, Pekerman confirmó que abandonará el cargo.
"El objetivo no se cumplió entonces el ciclo está cumplido. Yo siento que fracasé‚ porque no jugamos los siete partidos que teníamos previsto jugar", afirmó Pekerman, en una mirada algo particular de la situación.
Está visto que la forma en que jugó la selección, cómo se brindaron los jugadores y las instancias a la que arribaron, hacen al menos diferir en ese "fracaso" del que habla Pekerman.
La palabra es uno de los valores que por estos días, yu desde hace tiempo, parece estar bastardeado, porque muchos dicen algo que luego, ya sea por presiones, injerencias externas o en algunos casos dinero, modifican sin miramientos, sin respetarse a sí mismos.
Pekerman, un hombre cultor del bajo perfil, sabe que aún las cosas están demasiado frescas para todos. Mantiene su postura, en medio del reconocimiento general. Valora la palabra y marca una pauta para tener en cuenta.
Pero así como sorprendió a propios y extraños, no faltaron quienes luego de la conferencia de prensa comenzaron a especular diciendo que "fue un momento de calentura", de "nerviosismo", y que Pekerman "estaría pensando" (sic) en reveer su decisión.
El presidente de la AFA, Julio Grondona quiere que Pekerman continúe al frente de la selección mayor, junto a todo su cuerpo técnico y la coordinación de los juveniles.
Sin embargo, Pekerman hizo -hasta el momento- lo que pocas personas hacen. Mantuvo su palabra.
No se dejó influenciar por las encuestas que lo dan como el elegido por la gente para que siga conduciendo la selección y si bien agradeció el apoyo de los hinchas a la llegada a Ezeiza, Pekerman confirmó que abandonará el cargo.
"El objetivo no se cumplió entonces el ciclo está cumplido. Yo siento que fracasé‚ porque no jugamos los siete partidos que teníamos previsto jugar", afirmó Pekerman, en una mirada algo particular de la situación.
Está visto que la forma en que jugó la selección, cómo se brindaron los jugadores y las instancias a la que arribaron, hacen al menos diferir en ese "fracaso" del que habla Pekerman.
La palabra es uno de los valores que por estos días, yu desde hace tiempo, parece estar bastardeado, porque muchos dicen algo que luego, ya sea por presiones, injerencias externas o en algunos casos dinero, modifican sin miramientos, sin respetarse a sí mismos.
Pekerman, un hombre cultor del bajo perfil, sabe que aún las cosas están demasiado frescas para todos. Mantiene su postura, en medio del reconocimiento general. Valora la palabra y marca una pauta para tener en cuenta.