Desde la platea, revoleando la camiseta, postulándose para técnico o bien comiendo un asado con el plantel, Diego Maradona siempre está cerca de la selección argentina y, más allá de los comentarios a favor o en contra que despierta, aporta una inyección anímica a los dirigidos por José Pekerman.

No en vano Maradona es seguido por millones en cada lugar del mundo donde se presenta, y en Alemania sabe que la selección albiceleste puede aportar mucho en pos de conseguir un nuevo título.

Es que hace 20 años que Argentina no levanta la Copa del Mundo de mayores. En la mano de Maradona se posó una tarde en el Estadio Azteca de México tras ganarle la final a Alemania Federal por 3-2.

En pocos días que está en el Mundial de Alemania hizo de todo. Llegó tarde y por ende no participó de la ceremonia inaugural. Luego tuvo tiempo para ir hasta Hamburgo y ver el triunfo argentino ante Costa de Marfil por 2-1. Hoy se acercó hasta la concentración de Herzogenaurach para almorzar con Pekerman y los "muchachos".

Se sentó a la mesa con Lionel Messi y le habrá transmitido alguna de sus experiencias, o habrá servido de contención para la joven estrella del Barcelona, impaciente por jugar el Mundial.

El sentimiento de Maradona para con la "celeste y blanca" es muy fuerte. Aporta casi sin aportar. Su figura sigue siendo referente ineludible a la hora de buscar un sinónimo de buen fútbol y de entrega.

Sólo sería cuestión de esperar que la selección de Pekerman avance en el torneo lo más que pueda -si es hasta el título mejor- aunque cae de maduro que a esta altura Maradona se convirtió en una especie de "Cábala" o "Amuleto", que esperemos traiga la suerte necesaria para lo que se viene.