A cien días de su inicio, quedan unas 800.000 entradas a las venta para ver en directo el Mundial y, aunque difícilmente permitirá la FIFA que se vean asientos vacíos, si los aficionados no pagan por las localidades el Mundial podría perder dinero.
Es la conclusión a la que ha llegado el investigador de Ciencias Humanas Udesh Pillay en su informe "Desarrollo y sueños: El legado urbano del Mundial 2010", según publica hoy el diario "The Mercury".
Según Pillay, aunque es indiscutible que el torneo más seguido del planeta dejará un importante legado a los sudafricanos, fundamentalmente gracias a la inversión en transporte e infraestructuras, se han sobrestimado los beneficios económicos que arrojará.
Y una de las claves es la venta de localidades, puesto que la FIFA ya anunció la semana pasada que vendrían menos visitantes extranjeros de los que se había previsto en un principio por culpa de la recesión económica internacional.
La FIFA ha "recategorizado" localidades para ofrecer a los aficionados locales entradas de tipo tres y dos a precio de entradas de tipo cuatro, más baratas y reservadas para los sudafricanos.
Sin embargo, los aficionados se quejan amargamente en los foros de Internet, en cartas a los periódicos y en mensajes de texto enviados a los programas de televisión, de que se ven incapaces de adquirir localidades a precios razonables.
"Las únicas entradas disponibles en Durban son para el Nigeria-Corea a 560 Rand (unos 50 euros) cada una", se quejaba hoy una aficionada local.
Según Pillay, un crecimiento del PIB de entre el 0,2 y el 0,5 por ciento no sería "insignificante", dado que el crecimiento de la economía se había contraído hasta un 1,8 por ciento el año pasado a causa de la recesión.
Sin embargo, las autoridades sudafricanas esperan que sólo el turismo suponga un incremento mayor del PIB, o como mínimo de ese 0,5 por ciento.
Para Pillay, sin embargo, el Mundial dejará una herencia aparentemente intangible que puede ser mucho más beneficiosa que todo aquello que se puede ver y medir.
El Mundial tienen la potencialidad de aportar mucho a la reconstrucción nacional y de crear en los sudafricanos la certeza de que están capacitados para albergar cónclaves de esta envergadura, lo que les servirá para presentar candidaturas a acontecimientos venideros.
Además, se trata de una oportunidad como pocas, dice el investigador, de que el país celebre su diversidad cultural y de que se deshaga de la rémora del pesimismo, aunque bien es cierto que a su término, el Mundial dejará 150.000 desempleados más, ocupados ahora en puestos de trabajo temporales.