Tras haberse despedido del torneo (todavía no matemáticamente) en la derrota con Banfield de la semana pasada, a Independiente le quedó el consuelo casi utópico de meterse en la Libertadores. Hoy lo alimentó un poco más, al vencer a un rival directo como lo es este golpeado Huracán que comenzó su era post Cappa.
Lo primero que hay que decir es que Huracán a pesar de no tener al refundador del tiki tiki (estuvo en el estadio) intenta jugar a lo mismo. Y por momentos le sale, como en esa primera parte donde el Globo al ritmo de Bolatti y Alan Sánchez le jugó de igual a igual a un Independiente con el que intercambió golpe por golpe.
Claro, ambos estuvieron poco precisos de frente al arco. Por eso, Gandín desperdició dos claras y Laurito otro tanto, aunque en el caso del delantero quemero hubo virtud de Gabbarini.
Pero de arranque en la segunda parte, los de Gallego madrugaron. Al minuto, en la segunda jugada de un córner, Gandín tiró un centro pasado que Monzón observó y Galeano, de palomita gritó su segundo tanto en Primera.
Ese tanto produjo un relajo en el local que a su vez se transformó en pesimismo visitante. Es que cuando un equipo llega golpeado como este Huracán, el más mínimo revés tiende a hundirlo y esta no fue la excepción.
De todos modos, Independiente adoptó una actitud de repliegue que no llegó a complicarlo por la situación mencionada antes, pero que no relajó a sus hinchas al ver como de contra, sus delanteros desperdiciaban chances.
Todo hasta el final, donde Gandín se redimió de una noche de flojas definiciones con una gran jugada donde dejó dos en el camino y marcó con un punteo exquisito ante la salida del arquero. Así, Independiente sanó en parte la gran herida dejada por Banfield, mientras que Huracán continúa su desangre.