Banfield hundió más en promedios al lobo platense
25 de abril de 2009
Las cosas no estaban bien en Banfield. La visita de los barras al entrenamiento durante la semana dejó en claro que la paciencia se había agotado. “El viernes vayan a apoyar al equipo, dennos 45 minutos”, les dijo Julio César Falcioni.
Y así fue. La gente apoyo y le dio crédito al equipo, que respondió con entrega, actitud y puntos, que son, hoy en día, lo que más hace falta en el Taladro. Fue 3-1 en el Sur. Un 3-1 que le devuelve la sonrisa al local y que, como contrapartida, deja Gimnasia de La Plata complicado con el Promedio.
El encuentro no arrancó de la mejor manera para Banfield, porque el Lobo se lo llevó por delante durante los primeros minutos. La defensa local hacía agua y no podía controlar los ataques del rival, que se filtraban por todos lados. A los 8, Diego Villar (quien luego se iría lesionado) encontró una pelota en el área y venció a Cristian Lucchetti con un remate cruzado. Los murmullos resurgieron en el Florencio Sola, y el horizonte comenzó a oscurecerse en el Taladro.
Por suerte para Falcioni y sus dirigidos, los ánimos se calmaron cuando Sebastián Fernández sorprendió a Sessa desde la puerta del área. El uruguayo, atrevido, encarador, puro corazón, fue el abanderado en la recuperación de su equipo. Entonces, el juego se volvió de ida y vuelta, y pudo meterla cualquiera de los dos: Maldonado, desde el piso, pegó un pelotazo en el travesaño, y luego lo tuvo nuevamente Fernández, quien remató a quemarropa y no pudo gritar por la gran respuesta del arquero de Gimnasia.
El quiebre del partido fue apenas empezado el complemento, cuando Fabián Rinaudo, quien había visto la tarjeta amarilla en el primer tiempo, se pasó de revoluciones y le pegó un patadón a Maxi Bustos. El Lobo se quedó con diez y Banfield supo rápido cómo encontrar los espacios. Silva, uno de los más inspirados de la noche, giró en el área y dio vuelta las cosas con un derechazo esquinado.
De entrada, Falcioni había mandado un equipo muy ofensivo, con Erviti, Raymonda, Bertolo, Fernández y Silva. Pero con el resultado en el bolsillo, el DT empezó a mover el banco para darle piernas al mediocampo: ingresaron Emmanuel Pío, Ariel Broggi y Marcos Galarza. Gimnasia, jugado en ataque, no consiguió los caminos para torcer la historia. El nerviosismo se había cruzado de vereda y estaba en el lado de los platenses.
Silva, con una estupenda tijera, sentenció el partido sobre el final. Y entonces sí: Banfield cambió silbidos por aplausos y consiguió su primer triunfo en la nueva Era Falcioni. En el Lobo las cosas no están nada bien, porque el Tripero no gana hace siete partidos y, al borde del descenso directo, no puede seguir regalando puntos. Y menos cuando es contra rivales directos en la lucha por la permanencia.