El Lobo venció a Argentinos con un gol de Arraya (ST 14m) y cortó una racha de 25 partidos sin ganar como visitante. La hinchada del Bicho despidió con silbidos al DT y su equipo, que todavía no ganó en el Clausura.
Desde que Héctor Arzubialde asumió como técnico en Gimnasia de Jujuy, el Lobo cambió la cara: ganó dos encuentros consecutivos y ahora al menos sabe a qué juega. Todo lo contrario pasa en Argentinos con Claudio Vivas, porque el equipo, que mantiene su base del semestre anterior, todavía no pudo vencer en el Clausura y, además, porque la gente perdió la paciencia y comenzó a pedir la cabeza del DT, quien de todas maneras es muy respaldado por sus jugadores.
El Bicho, que tuvo desde el principio a Peñalba y Hauche sentados en el banco de suplentes, fue un poco más en el primer tiempo, pero nunca logró llegar con claridad al arco rival. La mejor para los locales estuvo en los pies de Ciro Rius, quien recibió una gran asistencia de Quiroga y no logró definir bien ante el rápido achique de Pezzutti. El arquero del Lobo fue una de las figuras de la tarde y respondió siempre con sobriedad ante cada ataque del Bicho.
Por su parte, Gimnasia armó una línea de tres defensores (no estuvo Héctor Desvaux por un problema personal) y se paró de contraataque. En los 45 minutos, los de Arzubialde nunca atacaron con decisión y se dedicaron a aguantar: a priori, el empate no les venía nada mal, ya que tienen que sumar como sea porque están muy comprometidos con el Promedio.
En el complemento las cosas siguieron iguales hasta que a los 14 el Lobo acertó con una contra: Arraya la armó, descargó con Walter Busse y fue a buscar el balón adentro del área para mandarlo a la red. Entonces Argentinos sintió el mazazo: los jugadores comenzaron a escuchar los murmullos de la tribuna y se cayeron anímicamente. Gimnasia estuvo más cerca de marcar el segundo que el local de conseguir la igualdad.
Vivas trató de cambiar el rumbo del partido, mandó a la cancha a Hauche y Peñalba y armó un sistema con tres delanteros. Pavlovich tuvo dos claras sobre el final para los de La Paternal: un derechazo que se fue besando el poste derecho de Pezzutti y un cabezazo de espaldas al arco que se estrelló en el travesaño. La última fue para Gimnasia, con un remate del ingresado Luna que no pudo ser gol por la espectacular reacción de Torrico.
La alegría fue toda para el Lobo, que aunque se mantiene en puestos de descenso directo todavía sueña con la salvación y que, asimismo, pudo sumar de a tres fuera de casa tras una racha negativa de 25 partidos. La desazón estuvo del lado de Argentinos, que no conoció el triunfo en las siete fechas del Clausura y que tiene la soga al cuello del director técnico.