Copa Davis: tiempos románticos de los “años locos” - Asteriscos.Tv
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Copa Davis: tiempos románticos de los “años locos”
16 de noviembre de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

Antes que comenzará a jugarse la Copa Davis, exactamente siete años, en 1892, en la coqueta esquina porteña de las cinco esquinas de Recoleta (Juncal, Libertad y Quintana) se fundaba uno de los clubes más tradicionales del mundo, el Buenos Lawn Tennis Club, y con él la génesis del tenis argentino.

En 1899, cuando comenzó la disputa del tradicional torneo internacional, ya había cinco clubes importantes que practican en deporte blanco en esta parte del mundo, y en 1914, cuando estallaba la gran Guerra Mundial, esas entidades se unieron en la League Tennis que en 1921 se convirtió definitivamente en la Asociación Argentina.

En los tiempos de los “años locos”, el tenis argentino era un deporte de la elite social del país agro ganadero y los “apellidos ilustres” de nuestra oligarquía gobernaban los courts de polvo de ladrillo.

De esta manera, con el halo de amateurismo que gobernaba esta actividad cuatro tenistas -ya de vasta experiencia local- cruzaron el Atlántico en barco para jugar de visitante ante Suiza, en el debut oficial de la Copa Davis.

A 85 años de ese evento histórico, ocurrido en junio de 1923, estar jugando la tercera final de su historia engrandece aquella primera misión que viajó casi con más con fines de estudiantina que de evento deportivo, ya que sus jugadores luego se fueron de paseo a Paris.

La cita fue en la ciudad de Berna ante el equipo de Suiza que ya jugaba este torneo desde 1921, en un choque que correspondió a los cuartos de final.

Los helvéticos fueron contundentes sobre un piso de césped y se impusieron 4 a 1, terminando la segunda jornada ya ganando la serie por 3 a 0 tras el partido de dobles.

Aquel primer equipo argentino estuvo conformado por Carlos Caminos (quien perdió sus dos partidos de single), Ronald Boyd (cayó en el debut y logró el único punto en la tercera jornada al vencer la local Charles Martin), mientras que el dobles fue jugado por Guillermo Robson y Alfredo Villegas.

Para festejar el primer triunfo, el equipo nacional debió esperar dos años, ya que llegó en 1926, al derrotar a Hungría 3 a 2, en Barcelona, en la segunda ronda de la competencia, que sólo se jugaba en Europa y Estados Unidos.

Sobre polvo de ladrillo, en mayo de ese año, el equipo nacional conformado por el experimentado Robson y la nueva estrella del tenis doméstico, Enrique Obarrio, se impuso al duro equipo magyar al ganar cada uno sus singles, en primera y tercera jornada y el doble del segundo día.

Una semana después, en el mismo escenario catalán, Argentina se midió con el local España por los cuartos de final y fue derrotada, en un duro choque 3 a 1.

En la jornada inaugural, Obarrio perdió y Robson ganó, luego la pareja de doble local se impuso en su partido y Francisco Sindreu venció en tres sets a Obarrio para sellar el triunfo Ibérico.

Para cerrar la década del 20, Argentina viajó a Londres en 1928 para enfrentar a Gran Bretaña por la primara ronda de la ensaladera en un periplo que terminó en derrota 4 a 1, en un encuentro jugado sobre polvo de ladrillo.

En esa oportunidad, los representantes argentinos eran ya viejos conocidos: Robson y Boyd (ganó el único punto), quines fueron superados por el poderoso equipo inglés.

Sería el final de la época de visitas a Europa y el inicio, la década siguiente, de las localías. El mundo también cambiaban y los argentinos de esa clase de “elegidos” ya no les sobraba tanto dinero para tirar “manteca al techo”.