Pekín inauguró el sábado los Juegos Paralímpicos de una forma espectacular, en un evento que los líderes chinos esperan que muestre su lado compasivo.
La multitud celebró a gritos la representación efectuada en el Estadio del Nido, supervisada por el renombrado director chino Zhang Yimou, que incluyó danzas con el lenguaje de los signos.
Un baile interpretado por una niña que perdió una pierna en el terremoto del pasado mayo fue particularmente bien recibido por el público.
El presidente de China, Hu Jintao, dijo durante una comida previa que el Gobierno estaba dedicado a mejorar las vidas de los 83 millones de ciudadanos con minusvalías.
"Nos posicionamos por la igualdad, nos oponemos a la discriminación, nos preocupamos por los vulnerables y respetamos los derechos humanos", dijo Hu, según informaron los medios estatales.
Para asegurarse de que el estadio no esté medio lleno después de los exitosos Juegos Olímpicos de agosto, el Partido Comunista utilizará su poder de movilización a través de los comités vecinales para garantizar la afluencia.
Entre los incentivos se incluyen camisetas gratis, gorras de béisbol, botellas de agua, paquetes de comida y 30 yuanes (tres euros) para cada espectador que acuda a dar aliento a los deportistas paralímpicos.
"La dirección ha decidido acoger unos paralímpicos de alto perfil", dijo a Reuters una fuente cercana al Gobierno.
Mientras China recibe algunos aplausos por sus esfuerzos por acabar con los estigmas que rodean las minusvalías físicas, con mejoras de accesibilidad en Pekín, con ascensores en el metro, por ejemplo, los grupos pro derechos humanos piensan que el cuadro no es tan alentador.