El Comité Olímpico Internacional (COI) es devoto de los deportes y no puede forzar cambios en un Estado soberano, dijo el domingo el presidente de esa entidad, Jacques Rogge, horas antes de la ceremonia de clausura en los Juegos de Pekín.
Rogge siempre defendió la decisión del COI respecto de China como sede de los Juegos después de las críticas de distintos grupos de activistas que cuestionaron los antecedentes de Pekín respecto a los derechos humanos.
El presidente dijo que el COI no es una organización política.
"El COI y los Juegos Olímpicos no pueden forzar un cambio en la soberanía de las naciones o resolver todos los males del mundo," dijo Rogge en una sesión de ese organismo en Pekín en el último día de Juegos.
"Pero lo que si podemos -- y hacemos -- es contribuir a cambios positivos para el deporte," agregó.
El COI estuvo bajo constantes ataques en los meses previos al inicio de los Juegos, acusado por no hacer nada para presionar a Pekín con el fin de cultivar los derechos humanos y para que cambien sus políticas hacia la región de Darfur en Sudán y en la zona oeste del Tíbet.
Los organizadores de los Juegos habían prometido muchos cambios para las actuales políticas, estimular el respeto a los derechos humanos, pero nada de esto se llevó a cabo.
"El mundo aprendió más sobre China y China aprendió mucho sobre el resto del mundo. Y juntos, compartimos el drama y el entusiasmo de los Juegos," agregó Rogge.