El papa Benedicto XVI siguió en diferido la ceremonia de inauguración del Mundial de Alemania 2006 y la victoria de sus compatriotas contra Costa Rica en el primer partido mundialista.

Un televisor permaneció excepcionalmente encendido en los aposentos del Papa durante el comienzo del acontecimiento deportivo del año.

Delante estuvo el secretario particular de Benedicto XVI, Monseñor Georg Genswein, gran aficionado al deporte.

El Papa, ocupado con sus audiencias, vio el resumen de la ceremonia inaugural y las imágenes de la victoria de la selección nacional de su país contra Costa Rica por 4-2 en el noticiero.

Nacido en Baviera, "Benedicto XVI nunca ha sido un gran deportista, ni siquiera en su juventud. Su interés por el fútbol es el de un pastor universal que tiene muy presente el impacto del deporte como vehículo de los valores fundamentales para la humanidad como la solidaridad, el espíritu de equipo, la paz y la lealtad", dijo una fuente vaticana, según la prensa italiana.

Aunque no sea un gran deportista, el Papa se mantuvo informado de los más mínimos detalles sobre la selección nacional de Alemania, sobre todo la ausencia por lesión de su capitán Michael Ballack.