Por José Calero
Tensión en mercados y reclamos a Cristina
29 de julio de 2007
DESTACADOS:
La disparada de la divisa, que llegó a 3,20 pesos en la semana y estuvo muy cerca de superar ese techo si el Central no intervenía con todo su poder de fuego, lo tomó a Redrado por sorpresa.
Poco después de haber asegurado que las mediciones del INDEC eran “confiables”, el propio ministro del Economía relevó al titular del organismo, Alejandro Barrios.
En varias cámaras empresarias empezaron a apodar “muñeca brava” a la mujer que quiere ser la primera presidenta electa de la historia argentina.
Nota
En el mercado creen que de aquí a octubre serán múltiples las turbulencias sobre la economía, por una combinación de factores externos pero especialmente porque los dueños del dinero siempre supieron aprovechar el ruido electoral para hacer diferencia con apuestas especulativas.
Esa medicina la probó la administración Kirchner esta semana, cuando recibió presiones externas e internas por cuestiones que el gobierno se empecina en dar por cerradas y que para el mundo financiero siguen siendo una asignatura pendiente, como la deuda en default por más de 20.000 millones de dólares que dejó el canje.
Rápido de reflejos, pero al final de cuentas con los nervios típicos del final de su mandato, el Presidente salió a identificar a dos fondos de inversión como responsables de la caída de los bonos de la Argentina.
Parece tener razón el jefe de Estado en que la debacle de los títulos públicos responde a una estrategia especulativa, pero al fin y al cabo esa es la razón de ser de quienes ponen su dinero día a día en la ruleta de las finanzas.
Tal vez convendría más enfocarse sobre el caldo de cultivo de esa especulación, que no hubiese podido ser posible si el propio gobierno no intervenía el INDEC para adornar la estadística oficial, disgustado porque la inflación crecía más de lo tolerable.
Como hay títulos públicos que se ajustan por el coeficiente CER (casi la inflación), en el mercado buscan desprenderse de esos papeles porque consideran que su valor está manipulado por el gobierno.
El INDEC, al fin una burocracia de técnicos que sólo busca cumplir con su trabajo de relevar los principales indicadores que permitan medir la realidad, se está convirtiendo en un fuerte dolor de cabeza para esta administración.
A tal punto que lo llevó a resbalar al ministro de Economía, Miguel Peirano, casi en su primer día de gestión.
Es que, poco después de haber asegurado que las mediciones del INDEC eran “confiables”, el propio ministro del Economía relevó al titular del organismo, Alejandro Barrios, quien piloteaba la virtual intervención.
No dar por hecho el valor del dólar
El presidente del Banco Central, Martín Redrado, venía advirtiendo desde hace semanas la inconveniencia de que el mercado financiero diera por hecho cuál era la cotización de la moneda norteamericana, porque considera que tal certeza sólo sirve para alentar la llegada de capitales golondrina del exterior.
Pero la disparada de la divisa, que llegó a 3,20 pesos en la semana y estuvo muy cerca de superar el techo si el Central no intervenía con todo su poder de fuego, lo tomó a Redrado por sorpresa.
Varios factores sumaron para la escalada del billete verde, vieja obsesión de los argentinos: hubo factores técnicos, como la menor liquidación de divisas por parte de los exportadores en esta época del año, que genera menos oferta de dólares.
Pero también políticos, ya que el mundillo financiero da por hecho que el dólar alto se mantendrá durante un tiempo prolongado, porque hay convencimiento de que la próxima presidenta será Cristina y que la candidata sostendrá ese modelo de aliento a las exportaciones y protección de la industria local.
La designación de Peirano en Economía contribuyó también a robustecer esa lectura, ya que es considerado un hombre de la UIA y, para los dueños del dinero, los industriales quieren un dólar alto que frene la llegada de importaciones y les dé más chances de colocar sus productos afuera.
En su encuentro cara a cara con el ministro, los dirigentes de la UIA le manifestaron su total acuerdo con el rumbo económico y dijeron no temerle a las fluctuaciones del dólar.
Un párrafo aparte merece la postal de la reunión entre los industriales y las nuevas autoridades económicas. “Parece un encuentro de trabajo de la UIA, no lo podemos creer”, bromeó un ex presidente de la central fabril presente junto a Peirano y a la joven y ascendente Leila Nazer, flamante secretaria de Industria, en alusión a que ambos funcionarios trabajaron muchos años en la entidad.
Peirano buscó esta semana aceitar aún más los lazos con el sector empresario, y a todos dejar satisfechos, y por eso también recibió a las cuatro entidades ruralistas ( Rural, CRA, Federación Agraria y Coninagro), a quienes les permitirá importar fertilizantes más baratos para suplir la caída de producción de urea en el mercado local por la crisis energética, y a las pymes de CAME.
España no fue un lecho de rosas
Cristina Fernández, la candidata que casi da por hecho su llegada al sillón de Rivadavia desde diciembre, no la pasó bien en España, en especial cuando más de un poderoso banquero le manifestó sus dudas sobre el plan económico que aplicaría en caso de ganar.
La candidata sabía de antemano que se avecinaban preguntas duras, y por eso ordenó impedir el acceso de la prensa al encuentro con los empresarios, pero el contenido de la reunión se filtró igual.
Así se supo que hubo reclamos de aumentos de tarifas, “reequilibrar” lo llamaron los dueños de las empresas de servicios públicos presentes, en un nuevo malabarismo verbal para intentar llegarle a la candidata.
Más allá de lo que haya respondido Cristina, que es motivo de polémica, varios empresarios se fueron con la sensación de que atenderá la cuestión tarifaria si le llega la hora de instalarse en el poder.
No fue el único momento ríspido, ya que a Cristina le molestó que el titular del BBVA –dueño en la Argentina del Banco Francés y de Consolidar AFJP- le preguntara cuál era su programa económico.
"Vine a hablar de este modelo, que creo que es el adecuado. Ahora, si usted considera que éste no es un modelo...", respondió, furiosa, la candidata.
Más allá de los avatares que se producirán de aquí a octubre, el mundo económico parece prepararse para cuatro años de Cristina, pero en estos tres meses que faltan para las elecciones, tratará de ir moldeando a la candidata de acuerdo a sus necesidades.
Una tarea que será difícil, ya que en varias cámaras empresarias empezaron a apodar “muñeca brava” a la mujer que quiere ser la primera presidenta electa de la historia argentina.