Por José Calero
La crisis energética ya exaspera a empresarios
23 de junio de 2007
La tozudez del gobierno en evitar hablar de crisis energética comenzó a exasperar al sector empresario, donde hay casi 5.000 industrias con restricciones de gas desde hace varias semanas.
"Acá no importa el término que se use, si problemas o crisis, lo que vemos es que faltan mayores iniciativas para paliar la falta de gas", resumió uno de los hombres de la UIA que viene batallando, con Juan Carlos Lascurain a la cabeza, por la
cuestión energética.
Un diagnóstico parecido hicieron en el precoloquio de IDEA realizado en Rosario, donde en varias de las exposiciones, incluida la del presidente de la entidad, Gustavo Ripoll (Microsoft), se calificó de "grave y dificultosa" la crisis
energética que atraviesa el país.
La cuestión también es evaluada con el ceño fruncido en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), timoneada por Luis Pagani (Arcor), donde comienzan a manifestar cierta preocupación porque no observan la aplicación de medidas de fondo por parte del gobierno.
Las tres entidades coinciden en que las iniciativas aplicadas hasta ahora por el gobierno son insuficientes para hacerle frente a las restricciones derivadas de la ola polar.
Y consideran un "fracaso" el plan de premios y castigos ideado por el Ministerio de Planificación Federal, porque la gran mayoría de los consumidores priorizó tener calefacción a pagar unos pesos más por la energía.
Creen, además, que el gobierno debería haber sido más firme en su reclamo a los hogares para que hicieran un uso racional de la energía, en especial en los grandes edificios de la zona metropolitana, donde se detectaron consumos que superarían en un 30 por ciento a los del año pasado.
En la Casa Rosada la preocupación es evidente: el presidente Néstor Kirchner comenzó a admitir los "problemas" energéticos, pero machacó con atribuirlos a una "crisis de crecimiento", algo que a esta altura comienza a ponerse en tela de juicio.
Informes que circulan en el mercado señalan que a partir de la última ola de frío se habría producido un quiebre en la tendencia del aparato productivo, y que se corre el riesgo de que algunas compañías empiecen a barajar y dar de nuevo sobre sus planes de crecimiento para el año.
En la misma línea, desde IDEA se alertó que algunas empresas ya están previendo suspender personal ante los sucesivos cortes que vienen sufriendo en la provisión de gas.
Si este panorama se agrava, se resentirá el crecimiento de este año, que todavía apunta al 8 por ciento, pero también habrá un impacto sobre el empleo, un tema que ya está siendo analizado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Incluso, los problemas energéticos serían una de las razones por las que el gobierno habría enfriado otra vez la eliminación de la llamada doble indemnización por despido, a pesar de que la desocupación cayó a un dígito y debería haber eliminado ese régimen que se aplicó en tiempos de crisis.
El gobierno tomó nota, además, de la tensa reunión mantenida en la noche del jueves entre la cúpula de la UIA y el ministro de Planificación, Julio De Vido.
"Lamentamos decirle que, según nuestros estudios, si esta crisis se prolonga habrá un impacto negativo sobre la producción", le dijo, palabras más, palabras menos, Lascurain, jefe de los industriales, al atribulado ministro.
Ocurrió horas después de que los hombres de empresa se reunieran con la ministra de Economía, Felisa Miceli, donde el tema energético no se trató.
De Vido utilizó en la reunión un argumento que debe ser analizado. Dijo, con razón, que desde hace tres años especialistas vinculados con la oposición vienen advirtiendo una crisis energética que nunca llega.
Pero los industriales intentaron dejarle la impresión de que ahora la cuestión se complicó en serio, y que por primera vez hay riesgo de que se resienta el sendero de crecimiento emprendido por la Argentina.
En el gobierno, siempre inclinado a ver conspiraciones, hay cierto enojo con las transportadoras de gas.
De acuerdo con un informe elaborado por la Secretaría de Energía, el viernes 15 de junio, tras una semana donde se sintió fuerte la ola de frío, el volumen de gas tendió a normalizarse, pero ni las transportadoras TGN ni TGS aprovecharon ese flujo
para normalizar de inmediato el abastecimiento a las distribuidoras.
"¿Por qué no lo hicieron?", se preguntó De Vido. Y respondió: "En el gobierno creemos que presionan por aumentos de tarifas".
Si así fuera, no son el único sector interesado en el tema. Las principales distribuidoras de energía creen que va llegando la hora de ajustar las tarifas, y no sólo a los grandes usuarios, sino también a los hogares.
Consideran que es "insostenible", por ejemplo, el valor bajo que tiene el gas para uso domiciliario, y que la situación de los hogares más pobres debería resolverse mediante la aplicación del siempre viscoso mecanismo de "tarifa social".
Pero el gobierno no quiere saber nada con este tema, al menos hasta las elecciones, por lo que se espera un invierno complicado.
De alguna manera, De Vido buscó transmitírselo a los industriales, cuando les dijo que si el gas no alcanza, el gobierno seguirá ordenando el corte a las industrias.
Igual, la UIA trabaja en una serie de propuestas destinadas a ahorrar energía, una de las cuales es limitar casi a cero la realización de espectáculos públicos nocturnos, como los partidos de fútbol, los recitales, y otros similares.
También se exige una mayor presión sobre los hogares para que cuiden la energía y no derrochen gas, por ejemplo, dejando las calderas al máximo cuando el frío afloja.
En el encuentro entre De Vido y la UIA hubo más caras largas que acuerdos concretos, y tal vez por eso se decidió realizar la semana próxima una reunión de mayor envergadura que incluya a distintas cámaras del interior del país.
Allí se pondrán todos los números sobre la mesa y los hombres de empresa confían en arrancarle al gobierno medidas de fondo, que superen la estrecha retórica de ver si al dramático faltante de gas y electricidad se lo llama o no "crisis energética".