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Por José Calero
Tiempo de retomar la iniciativa
12 de mayo de 2007
La proximidad de las elecciones presidenciales, el desmadre en Santa Cruz y las denuncias cruzadas por la causa Skanska persuadieron al presidente Néstor Kirchner de apelar a los mayores esfuerzos para retomar la iniciativa en cuestiones medulares en materia económica.

En esa lógica parece inscribirse la decisión adoptada en los últimos días de estrechar lazos con sectores empresarios como los industriales de la UIA y ratificar un rumbo económico basado en un tipo de cambio competitivo, superávits gemelos (fiscal y comercial) y generación de empleo.

"Vengo a traerles un afectuoso saludo del Presidente y a decirles que los espera en la Casa Rosada para hablar sobre cómo apuntalar este crecimiento que hemos logrado", le dijo la ministra Felisa Miceli a la flamante cúpula de la UIA en el acto
que encaramó al metalúrgico Juan Carlos Lascurain como nuevo jefe fabril.

Promesas son promesas, y por eso la semana próxima el presidente recibirá a Lascurain y sus ocho "apóstoles" (ahora ese es el número de vicepresidentes que tiene la central empresaria) para hablar de cuestiones centrales, cómo el
financiamiento que necesitará un aparato productivo que ya tiene su capacidad instalada utilizada al máximo.

Cuestionada su raigambre peronista por algunos sectores, en el fondo Kirchner actúa al viejo estilo del general Juan Perón: pretende una sólida concertación social que incluya a trabajadores y empresarios, identificados con un modelo de desarrollo que, confía el presidente, será sustentable al menos en los próximos diez años.

En esa línea debe entenderse la sólida relación tejida en estos años con la Cámara de la Construcción, ahora encabezada por Enrique Wagner, un empresario identificado con este modelo económico, y el puente de plata que le tiende, cada vez que
puede, al líder cegetista Hugo Moyano.

En abril, el presidente trabajó mucho para cerrar la mayoría de las paritarias, aunque todavía restan sectores más duros de la negociación, como telefónicos, petroleros y gastronómicos, que insisten en reclamar un ajuste salarial mayor.

Este mes, Kirchner encabezó el lanzamiento con bombos y platillos del "Plan Productivo Nacional", un conjunto de buenas intenciones que sólo serán viables si se obtiene el financiamiento necesario, de aquí y del exterior.

El tema se trató en un aparte que tuvieron Miceli y Lascurain antes del acto de la UIA: "Nosotros queremos un sistema fuerte de financiamiento industrial, pero no nos importa la etiqueta que se le ponga, si es Banco de Desarrollo como en Brasil, o
nuestros propios bancos con una reformulación de estrategias para que haya más créditos", le explicó el nuevo líder fabril a la ministra.

Luego, en el discurso, Miceli aludió a la necesidad de apuntalar el financiamiento mediante nuevos esquemas, pero en ningún caso habló de la posibilidad de crear un BANADE al estilo de los 80, que naufragó entre créditos dudosos que nunca fueron
devueltos, por casi 6.000 millones de pesos.

Así, Miceli busca evitar caer en la trampa de apostar a un sello fuertemente cuestionado por el propio sector empresario y por la oposición, tal como lo hizo en su momento Roberto Lavagna, quien lanzó esta semana su candidatura ante un
auditorio sin presencia notoria de hombres del sector privado.

En cambio, la ministra reveló ante los popes fabriles algunas de las líneas por donde pasará el financiamiento a gran escala que demanda la industria para sostener el crecimiento.

La banca pública, a través de los bancos Nación y BICE, asociada con la privada y las entidades provinciales, tejerán un entramado de apoyo financiero a largo plazo.

El problema es que eso se intento hacer desde hace años y aún no se concretó.

¿Será que Felisa tiene algún as en la manga para concretarlo? ¿Tal vez parte de las reservas como respaldo? En el sector privado dudan y lamentan por lo bajo que un
instrumento como los fideicomisos, que sirvió para concretar obras, haya caído en desgracia en medio de denuncias por el supuesto pago de coimas, que investiga la Justicia.

Y coinciden en que si no hay financiamiento a largo plazo (se habla de 20 años) con tasas de interés razonables, será imposible arribar a buen puerto.

Algo de eso prevé plantear Lascurain en el encuentro cara a cara que mantendrá en la semana con Kirchner.

El empresario, líder de los metalúrgicos de ADIMRA, hizo una fuerte –para algunos empresarios hasta exagerada- defensa del modelo económico en su discurso de asunción. En varios párrafos dejó sentado el apoyo rotundo del movimiento fabril al rumbo económico basado en un tipo de cambio "competitivo".

En la Casa Rosada las palabras fueron muy bien recibidas, en una de las semanas más negativas para la administración Kirchner, por el descalabro en Santa Cruz que se llevó puesto a un nuevo delfín del presidente en la Gobernación.

Las palabras de Lascurain también desbarataron versiones que habían cobrado fuerza en los días previos y que emparentaban la reyerta Gobierno-Techint por la causa Skanska, con un distanciamiento con la UIA.

Es que Lascurain es un hombre muy cercano a Techint -desempeña un rol clave en la cadena de valor armada por el holding con sus proveedores- y tuvo el apoyo decisivo del líder del grupo, Paolo Rocca, para llegar a la presidencia de la UIA.

El conflicto se desenvolvió con la misma lógica que Kirchner le imprimió al problema de Sidor –también de Techint- en Venezuela, en un diálogo que mantuvo con Hugo Chávez.

"Te pido que no mezcles las cosas", le dijo el presidente argentino a su par venezolano, cuando se enteró de que Chávez le había echado en cara a Rocca los problemas por el tema Skanska, para justificar el apriete a Sidor por la venta de tubos sin costura para la petrolera venezolana PDVSA.

Finalmente, Chávez se mostró más dialoguista, y Techint aún más, y entonces en los próximos días sellarían el acuerdo para que se incremente el volumen de tubos que Sidor proveerá a la industria petrolera venezolana.

Algo parecido, aunque en distintos niveles, ocurrió con la UIA. Cuando se enteró de que había algunos dirigentes que cuestionaban la llegada de un hombre de Techint a la cúpula de la central fabril en medio de las tensiones por Skanska, Kirchner volvió a apelar a su lectura de no mezclar las cosas.

Por eso, días antes de que Lascurain asumiera lo recibió en su carácter de presidente de ADIMRA para felicitarlo por el acuerdo salarial alcanzado con la UOM.

No fueron los únicos movimientos en el campo empresario en los últimos días. El más espectacular tal vez fue la decisión de Repsol YPF de oficializar su intención de permitir el ingreso de socios argentinos para las operaciones en el país, que aceleró los tiempos de distintos grupos económicos locales en pugna por entrar a la petrolera.

Al mismo tiempo que el poderoso Antonio Brufau admitía la apertura del capital, al menos cuatro grupos económicos vinculados a la energía y al sistema financiero hacían números de hasta dónde podían llegar sus ofertas para entrar en la
principal empresa del país.

Marcelo Mindlin (Edenor y Transener), Adrián Werthein (Telecom, La Caja y Standard Bank), Carlos Miguens (El Chocón) y Carlos Bulgheroni (Pan American Energy) encabezan la carrera de los grupos que pretenden quedarse con una parte del paquete
accionario de Repsol en la Argentina.

Brufau no lo precisó, pero en el mercado creen que la firma española podría resignar hasta un 25 por ciento de su paquete accionario en el país, en un proceso de "argentinización" fogoneado por la propia Casa Rosada.