El viernes 22 de mayo próximo sería la última fecha posible para alcanzar un acuerdo y evitar que la Argentina caiga en una nueva cesación de pagos, luego de la que declaró en diciembre de 2001, en medio de un tembladeral económico y social
El Gobierno y los grandes acreedores iniciarán dos semanas claves para definir la pulseada por una deuda de US$ 66.200 millones que se busca renegociar, para lo cual existen renovados contactos entre el Ministerio de Economía y los fondos de inversión internacionales.
El presidente Alberto Fernández estiró formalmente hasta este lunes el mantenimiento de la oferta argentina que incluye una fuerte quita de intereses y el pedido de tres años de gracia para pagar.
Pero trascendió en esferas oficiales que el Ministerio de Economía prevé comunicar al organismo regulador de mercados de los Estados Unidos, la SEC, que se extenderá el plazo de la negociación.
Si bien no se confirmó en forma oficial, el rechazo a la propuesta de renegociación por parte de los principales acreedores -Blackrock, Greylock Capital, Fidelity Investments, Pimco y Templeton- fue total.
Entre esos cinco grandes fondos de inversión tendrían en cartera títulos de la Argentina por unos US$ 25.000 millones, que continúan siendo objeto de intensas negociaciones.
Fernández dijo que luego del lunes se definirán "los pasos a seguir", lo que fue interpretado por sectores del mercado como el surgimiento de una nueva etapa en la dura negociación que se atravesará en las próximas dos semanas.
El viernes 22 de mayo próximo sería la última fecha posible para alcanzar un acuerdo y evitar que la Argentina caiga en una nueva cesación de pagos, luego de la que declaró en diciembre de 2001, en medio de un tembladeral económico y social.
Ese día es el último plazo para que la Argentina pague unos US$ 503 millones por vencimientos de tres bonos globales.
Si bien Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificaron que "nadie quiere caer en default", persisten las dudas en el mercado sobre el resultado final de la negociación, indicaron a NA fuentes que siguen de cerca las idas y vueltas.
El Gobierno dijo estar abierto a recibir "contraofertas" en los próximos días, pero ese paso deberían darlo los grandes fondos, cuya estrategia de negociación se mantiene hermética.
Según se especula en el mercado, los grandes fondos pretenderían presentarle una contraoferta directamente al presidente en los próximos días.
Por las dudas, Fernández ratificó que la negociación sigue encabezada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y que hay un total alineamiento y respaldo de todos los gobernadores a la posición de la Casa Rosada sobre la renegociación.
El presidente advirtió también que "un acuerdo incumplible puede ser peor que el default".
La contraoferta que podrían acercar los grandes fondos estaría siendo consensuada entre los tres comités de bonistas que tienen la mayoría de los títulos de deuda.
Los fondos buscarían mantener la mayor parte de los intereses que propuso recortar la Argentina, pero aceptarían la entrega de un bono a cambio, para que el Gobierno mantenga su posición de no poner dinero en efectivo hasta 2023.
Pero desde el Gobierno hicieron trascender una posición muy dura que rechaza en casi toda la línea esa aspiración de los grandes acreedores.
"Nos ofrecen no cobrarnos durante nuestro mandato. Y una quita mínima. Es una especie de soborno que nos dejaría tranquilos estos años pero sometería a un calvario al que viene después. Inaceptable", sostuvo el jefe de Estado, según una declaración citada por Página/12.
La propuesta inicial para renegociar la deuda emitida bajo legislación extranjera prevé una quita del 62% sobre los intereses y del 5,5% sobre el capital.
En total hay en juego un recorte de US$ 41.500 millones, que los fondos de inversión buscan reducir al máximo posible.
Si prospera la posibilidad de aplicar un recorte menor de intereses a cambio del otorgamiento de un bono que permita no hacer desembolsos hasta el próximo gobierno, el Gobierno argentino podría pedir elevar la quita de capital, de acuerdo con especulaciones que circulan en el mundo financiero.
En el marco de estas durísimas negociaciones con final abierto, el Gobierno ratificó a los acreedores que hay vocación de seguir negociando, siempre y cuando la contraoferta que presenten sea "sostenible".