Sacaron más de US$ 3.500 millones de la Argentina, cuando el gobierno esperaba que renovaran una parte de esas inversiones en bonos locales. El dólar subió un 10 por ciento en apenas una semana
Una de las razones que provocaron el tembladeral en los mercados esta semana fue que el lunes último fondos de inversión se llevaron del país US$ 3.500 millones apenas los cobraron, a pesar de que el gobierno esperaba que reinvirtieran aunque sea una parte de esas utilidades en bonos argentinos.
Así se confirmó hoy en el mercado financiero luego de una semana en que el dólar se disparó casi 10%, de acuerdo con un informe que circuló en oficinas de los principales banqueros.
El dato explicó, además, la rabia del presidente Mauricio Macri quien, advertido sobre la jugada, consideró que los mercados -a los que su gobierno dio señales de "amistad" durante los más de tres años de administración, rompieron casi todos los puentes de diálogo.
La actitud "market friendly" exhibida por la administración Cambiemos pareció hacerse añicos esta semana mientras los funcionarios entraban y salían de la Casa Rosada, y protagonizaban febriles reuniones, con cara de desorientación.
Macri les venía hablando a los hombres de negocios con el corazón, y otra vez los dueños de la plata respondieron con el bolsillo, el único idioma que conocen, y al que se someten.
El impacto mayor de la jugada llegó el jueves, cuando se produjeron ventas masivas de bonos y el riesgo país superó los 1.000 puntos.
En esas deliberaciones en la cúspide del poder, con encuestas y gestos adustos, también llegó a mencionarse la posibilidad de implementar el "Plan V", de llevar a María Eugenia Vidal como candidata, el cual fue rápidamente descartado.
"Estoy atravesando el peor año de mi vida tras el del secuestro", dijo Macri.
Los dueños del dinero, que carecen de Dios y de Patria, parecieron darle otra fuerte razón para amargarse.
Los editoriales críticos del Financial Times y de El País de España sólo coronaron la jugada de los especuladores.
Como para terminar de atragantar hasta al más entusiasta de los presidentes.