Por José Calero
A la espera de definiciones en un marzo caliente
28 de enero de 2007
Las profundas diferencias entre el Gobierno y la oposición sobre el rumbo que debe tomar la Argentina seguirán retumbando durante todo febrero, pero las definiciones políticas de la dirigencia opuesta a Néstor Kirchner quedarán para marzo.
Por el lado del oficialismo, buscarían estirar aún más el suspenso sobre candidaturas (Néstor o Cristina Kirchner) hacia entrado el otoño, mientras hay expectativa porque diez distritos, incluida la Ciudad de Buenos Aires, celebrarán antes de las presidenciales de octubre sus comicios para cargos ejecutivos o legislativos.
El 4 de febrero habrá legislativas en Santiago del Estero, pero será en marzo cuando se conocerán dos datos políticos clave: el 18 se realizarán los primeros comicios para gobernador del año, en Entre Ríos, donde el oficialismo irá dividido en un comicio salpicado por las idas y vueltas con las papeleras.
En tanto, el 24, la convención del radicalismo definirá qué candidato propone para acompañar a Roberto Lavagna en el binomio presidencial, que saldrá de dos senadores: el mendocino Ernesto Sanz o el jujeño Gerardo Morales.
También Elisa Carrió, quien se considera la única candidata radical, dijo que dará definiciones sobre finales del tercer mes de este año electoral.
EN LA OPOSICION
Mientras se esperan esas precisiones centrales para determinar cómo viene el año político, oficialismo y oposición seguramente intercambiarán munición gruesa a lo largo de febrero para consolidar un posicionamiento que aún es incipiente, pero requiere cada vez de mayor potencia.
La oposición tratará de acelerar los tiempos de un Gobierno que ya dio señales de no tener apuro, afianzado en la solidez de una economía que sigue dando satisfacciones.
Pero sigue teñida de entuertos, ya que Roberto Lavagna y Mauricio Macri se mantienen en sus trece y no dan señales de tener intenciones de bajar sus respectivas candidaturas presidenciales, que para los politólogos corren el riesgo de neutralizarse mutuamente.
El presidente de Boca parece haber hecho punta en el terreno de candidaturas, ya que convenció a Ricardo López Murphy de ir primero en la lista de diputados nacionales por PRO en la provincia de Buenos Aires.
¿Será que esta jugada dejará el camino libre para que finalmente Macri vaya como candidato a jefe de Gobierno y Lavagna termine buscando la presidencia?
Por ahora parece más un razonamiento de ciencia ficción que certeza política, más teniendo en cuenta que el macrismo es indigerible para el radicalismo liderado por Raúl Alfonsín, que busca apuntalar al ex ministro de Economía.
EN EL OFICIALISMO
También en el oficialismo hacen cuentas. Cerca de la Casa Rosada dejan trascender que el candidato "pingüino" o "pingüina" podría anunciarse el 25 de mayo, cuando se cumplan exactamente 4 años de gobierno kirchnerista.
Pero hay un dato que refuta esa posibilidad. Si la candidata fuera Cristina Kirchner, lo más probable es que buscara repetir la fecha del 7 de julio, la misma en que se lanzó con éxito en la búsqueda de una banca en el Senado por la provincia de Buenos Aires. Cuestión de cábalas.
Así, el oficialismo buscará tener la "última palabra" en materia de candidaturas, ya que para entrado el otoño todo el arco opositor deberá tener definido a sus candidatos, porque de lo contrario tendrá escaso tiempo para posicionarse.
Es interesante detenerse en la candidatura del oficialismo, porque si bien hasta ahora no hay señales contundentes de qué camino elegirá finalmente Kirchner, comenzó a ponerse en duda la declaración realizada en su momento por el Presidente de que él se iría para dejar paso a Cristina.
En la última semana, hombres cercanos al Kirchnerismo comenzaron a preguntarse si finalmente el jefe de Estado podría ir por la reelección, algo que descuentan desde la oposición, como ya lo manifestaron Roberto Lavagna, Mauricio Macri y Ricardo López Murphy.
Es que los números no serían igual con Kirchner de candidato que con Cristina, como lo empiezan a mostrar algunas encuestas.
Y esta administración quiere sí o sí cuatro años más en la Rosada, para "concluir las reformas iniciadas".
El último sondeo de IPSOS (Mora y Araujo) arroja que Kirchner obtendría el 52 por ciento de los votos, mientras que Cristina sólo alcanzaría el 37. Un resultado similar mostró una encuesta realizada por Julio Aurelio comentada en estas columnas la semana pasada.
La lectura es clara: con Néstor, el futuro está asegurado, con Cristina, aparecen las dudas.
Kirchner dijo a fines del año pasado que no quiere ser candidato presidencial, sino dedicarse a renovar al peronismo para convertirlo en una "fuerza de centroizquierda moderna".
EL PERONISMO DIVIDIDO
Tal vez lo ocurrido en los últimos días en torno de la prisión preventiva de Isabel Perón le haya demostrado que la tarea será más difícil de lo esperado, porque en el peronismo siguen conviviendo fuerzas de signo ideológico disímil y, muchas veces, contrapuestos.
"No jodan con Perón", advirtieron con cierto tufillo setentista los afiches que la Unión Ferroviaria pegó en distintos puntos de la capital federal. Fue apenas unos días después de que el gremialista Gerónimo Venegas y el diputado José María Díaz Bancalari salieron a rechazar de plano cualquier intento de hacer revisionismo sobre el rol que tuvo el General en el amparo a la Triple A.
Por si faltaba algo, Eduardo Duhalde -el hombre decisivo para llevar a Kirchner al poder en el 2003- hizo llegar su solidaridad a Isabel y hasta le ofreció sus servicios como abogado.
Quedó claro que un intento de revisar ese pasado confuso del peronismo anterior al '76 no está en el ánimo de buena parte del justicialismo, más allá de que parece ser del agrado del Presidente.
También está clara la posición de otro ex jefe de Estado, Alfonsín, quien sostuvo en un escrito enviado a la Justicia que la Triple A arrancó antes de que Isabel fuese presidenta -es decir, con Juan Perón vivo- y rechazó de plano hipótesis manejadas cerca de la Rosada sobre un presunto pacto radical-peronista para no revisar la violencia ocurrida antes del Golpe.
Los '70 siguen siendo revulsivos para la política argentina, como lo demostró la llamativa decisión del marino Alfredo Astiz -uno de los máximos símbolos de la represión- de hablar por primera vez ante la Justicia y negar su responsabilidad en la desaparición de dos monjas francesas, entre otros crímenes.
Astiz apuntó a supuestos "agentes encubiertos" franceses por la desaparición de las mujeres de la Iglesia, pero dijo no poder dar más detalles amparado en el secreto de Estado.
La reacción oficial no se hizo esperar, y a través de un decreto, por ahora de dudosa efectividad, el Gobierno decidió impedir a policías y militares usar esa excusa para evitar declarar por violaciones a los derechos humanos.
LA VUELTA DE TUERCA EN LA HAYA
Un fallo inesperado del tribunal de La Haya, por otra parte, reavivó las esperanzas del gobierno argentino en forzar a Uruguay a negociar una salida razonable para la instalación de las pasteras.
A contramano de lo que se pensaba apenas semanas atrás, se recuperó la confianza en la gestión "facilitadora" del enviado del rey de España, que esta semana mantendrá reuniones clave con ambas partes en litigio.
En Uruguay creen que Juan Antonio Yáñez Barnuevo traerá propuestas concretas para encontrar una luz al final del túnel de la discusión por las pasteras.
Algo similar piensan desde el lado argentino, donde creen que la llave está en esa gestión.
El tiempo dirá si la Argentina y Uruguay son capaces de encontrar las herramientas políticas y el camino diplomático adecuado para superar el litigio.
OTRO GOLPE AL MODELO DE LOS 90
El Gobierno dio otro paso decisivo en su intento de echar por tierra con el modelo neoliberal aplicado por el menemismo en los 90.
Y le apuntó al corazón del sistema previsional ideado en su momento por Domingo Cavallo, creador de la jubilación privada.
Ahora, con la posibilidad de que quienes están afiliados a una AFJP puedan volver al sistema de reparto, algunos creen que desde el kirchnerismo se asestará un golpe mortal al régimen jubilatorio de capitalización.
Llamó la atención la verba encendida utilizada por algunos funcionarios para castigar ese sistema de jubilación privada: el ministro del Interior lo calificó de "curro" mientras que su par de Trabajo dijo que era "peligroso y dañino".
Algunos señalan al líder cegetista Hugo Moyano como uno de los principales impulsores de los cambios en el sistema previsional que serán ejecutados por el cada vez más inquieto titular de la Anses, Sergio Massa, uno de los que está en carrera para acompañar a Daniel Scioli en la candidatura bonaerense, junto con la jefa del PAMI, Graciela Ocaña, y el canciller Jorge Taiana.
En la CGT revelan que el duro camionero se emocionó cuando se enteró de boca de Kirchner que se venían esos cambios fogoneados por él durante muchos años, ya que considera una "estafa" al régimen de AFJP.
El Gobierno deberá andar con pies de plomo para introducir semejante transformación en materia previsional, porque los argentinos están curados de espanto y ya han sufrido demasiadas decepciones con sus ahorros jubilatorios.