Existe la sensación de que tanto Macri como Scioli buscarán cambiar en forma rápida el estado de crispación general que dejará Cristina Fernández entre los sectores económicos y sociales que quieren menos conflictos
Los mercados y las principales cámaras empresariales están convencidos de que gane quien gane las presidenciales se terminará un ciclo económico al que identifican con un intervencionismo estatal que alcanzó niveles asfixiantes, mientras el gasto público se disparó a la estratósfera. El clima de fin de ciclo se vive no sólo en las recorridas por ministerios sino hasta en algunas cámaras que bancaron hasta el último minuto el "modelo productivo con inclusión social", pero reconocen un giro, o tal vez hasta hartazgo de amplios sectores de la población cansados de la apología del conflicto permanente.
En el último Coloquio de IDEA en Mar del Plata -realizado la semana anterior a la primera vuelta electoral-, la mayoría de los empresarios destacaba que se había terminado el "miedo" a decir lo que se pensaba por alguna represalia oficial que afectara los negocios.
"Hay que reconocerlo: el único que se animó a decir lo que pensaba fue Juan José Aranguren, y casi lo meten en la cárcel", dijo el jefe de una cámara empresarial, al recordar que en su momento, el entonces presidente de Shell fue atacado directamente por Néstor Kirchner y denunciado por un gobierno que pretendía su procesamiento.
El empresariado cree que tanto Macri como Scioli buscarán cambiar el estado de crispación general que dejará Cristina Fernández entre los sectores económicos.
Y que cualquiera de los dos serán la contracara de las cadenas nacionales en continuado que realizó Cristina Fernández este año hasta la fatídica noche del 25 de octubre.
"Daniel no hará cadenas nacionales, dará conferencias de prensa", dijo la mujer del candidato oficialista, Karina Rabolini, como para marcar los tantos.
En los actos encabezados en los últimos meses por la presidenta, en los que se anunciaron desde grandes obras hasta un natatorio, cada empresario repetía el mismo libreto: "Esto fue posible gracias a sus políticas señora presidenta".
El mismo guión reiteraba cada funcionario, en una ceremonia que terminó convirtiéndose en algo habitual y que aparentemente fue colmando la paciencia de algunos sectores ciudadanos.
Se observaba en esos actos el temor a equivocarse y ser amonestado por la presidenta: el propio Aníbal Fernández había sido retado en vivo y en directo por decir que no estaba dispuesto a pesificar sus ahorros en dólares, porque era su "plata".
Esa estrategia también había sido impuesta, según sectores empresariales, por el ´exiliado´ secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, quien fue nombrado agregado económico en la embajada argentina en Roma cuando su situación se tornaba insostenible.
No son pocos los hombres de negocios que aún recuerdan los modos autoritarios ejercidos por el funcionario en sus épocas de apogeo, cuando era amo y señor del comercio interno y externo.
Pero esos mismos hombres del sector privado están pensando ahora en una nueva etapa y coinciden en que sea Macri o Scioli el próximo presidente, la relación entre el Estado y el sector privado cambiará y permitirá un diálogo "más constructivo".
"Ya no se gobernará con el látigo, sino con el diálogo", pronostican en las principales cámaras empresariales, que parecen hartas de lidiar con 12 años y medio de tensión.
Por eso, las expectativas están puestas en terminar con el "excesivo" intervencionismo que viene trabando la economía desde hace años, y que se llevó al extremo cuando Axel Kicillof copó el Ministerio de Economía y creyó que la realidad debía adecuarse a su ideología blindada.
En medio de un clima de fin de ciclo, el empresario más poderoso de la Argentina llevó la voz cantante esta semana sobre lo que espera la burguesía nacional del país que viene.
El presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, cuestionó sin medias tintas el aumento del aparato estatal en la Argentina.
"El que crea la riqueza no es el Estado sino el sector privado. El aumento del Estado en la Argentina fue mayor que en la región", se quejó Rocca en un congreso siderúrgico.
También apuntó al corazón del modelo kirchnerista, al sostener que "el aumento del tamaño del Estado no implicó un incremento de la inversión".
Para el jefe del principal grupo privado de la Argentina, y líder mundial en la producción de tubos sin costura para la industria petrolera, el avance estatal redujo el peso de la iniciativa privada y eso fue "malísimo".
Y en un disparo directo a Cristina y Kicillof, Rocca sostuvo: "Hemos pensado que la riqueza la crea el Estado, pero no es así, sólo la distribuye".
"El motor de la economía no es el Estado. El gasto público en América Latina ha aumentado del 26% al 34% del PBI. En Argentina, del 22% a más del 40%, casi duplicando el peso del Estado. ¿Dónde ha ido esta mayor captura de recursos por parte del Estado? La verdad es que uno no la ve en las inversiones".
Pero por si quedaba alguna duda sobre lo que espera el empresariado en la Argentina, Rocca se despidió con una frase que no dejó espacio para dudas: "Va a haber un cambio de modelo económico y político".